La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

re lac iones soc ial es . Si enten su ambi ente fami l iar sobreprotector. Su actitud hacia la escuela es pasiva y sus propios compañeros los perciben como débiles y cobardes” (2009: 28). Sergio Canals señala: “Hablemos ahora de los niños que tienen una mayor posibilidad de ser víctimas, es decir, de quienes presentan alguna diferencia que los ponga en posición de debilidad o conficto con la mayoría, en los aspectos mentales (incluyendo patologías como el autismo y la depresión), de capacidad o estilo de aprendizaje, físicos, del lenguaje, conductuales o sociales-económicos en relación a la mayoría. Muchas veces son niños sensibles, callados, apartados y tímidos, inquietos, inseguros, tristes, solos, se relacionan mejor con los adultos, sobreadaptados y con baja autoestima” (2010: 99). El mismo Goffman indica que en la escuela la persona estigmatizada está propensa a sufrir acoso y agresiones de parte de otros estudiantes: “A menudo se señala el ingreso a la escuela como la ocasión para el aprendizaje del estigma, experiencia que muchas veces se produce muy precipitadamente el primer día de clase y que se manifesta mediante insultos, burlas, ostracismo y peleas” (1989: 47). La desacreditación, la deshumanización y el bullying a que se ve sometida la víctima genera en ella un círculo de tensiones difícil de romper. Siguiendo a Goffman se puede hablar de que el estigmatizado experimenta, pues, un abismo entre lo que debería ser, su “identidad social virtual”, y lo que realmente es, su “identidad social real”. En este sentido, también puede decirse, entonces, que la víctima de bullying posee una “identidad deteriorada”. 129

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