La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

victimarios demuestran más poder que la víctima, la que aparece ante ellos como más débil y sumisa (Stephenson, P. y Smith, D., 2009: 56). Este tipo de violencia escolar constituye una conducta agresiva prolongada que desgasta psicológica y moralmente a quienes se ven afectados, deteriora el clima de convivencia necesario para el buen desempeño de la actividad educativa y, además, atenta contra una de las funciones sociales de la escuela como es el educar en los valores democráticos y el respeto a los derechos humanos. En consecuencia, es muy importante buscar soluciones para controlar y reducir este fenómeno. Sin embargo, un fenómeno eventualmente se controla en la medida en que se comprende y puede comprenderse en la medida en que es interpretado adecuadamente, en que es dotado de signifcado uniforme por todos los actores involucrados. Es positivo que el fenómeno del bullying reciba mucha publicidad y concite la atención pública, pues así se vuelve notoria la gravedad de este problema y hay presión constante en la búsqueda de alternativas de solución. Pero si hay confusión en la identifcación del problema, la senda hacia la búsqueda de soluciones puede entorpecerse en callejones sin salida. III El término bullying se ha utilizado y se utiliza en Chile para defnir una gran variedad de conductas agresivas. La profesora Pamela Orpinas, experta en violencia escolar, indica que, en el continuo de estas conductas agresivas, resulta necesario diferenciar el bullying de los juegos rudos y las peleas ocasionales, en uno de los extremos, y de los actos delictivos, en el extremo contrario (Orpinas, 2009: 43). 121

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