Inter- y transdisciplina en la educación superior universitaria: reflexiones desde América Latina
51_ Núcleo de Investigación en Inter- y Transdisciplina para la Educación Superior (NITES) INTER ! Y TRANSDISCIPLINA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR LATINOAMERICANA Sección I: Reflexiones conceptuales Matilde Luna y José Luis Velasco más propicios, pues surgen de los impulsos e inercias establecidas en siglos de desarrollo disciplinario. Al combinar los impulsos e inercias de las diferentes disciplinas, la integración puede fallar por exceso o por defecto. En un extremo está la integración super " cial, es decir, la sim- ple co-participación de disciplinas celosas de su respectiva autonomía; en el otro, la pérdida de identidad de algunas disciplinas participantes, avasalladas o colonizadas por alguna disciplina “imperialista”. Para explicar este riesgo, podemos tomar como referencia el caso de la traducción. Si las distintas disciplinas se limitan a investigar de forma paralela un asunto de interés común y la colaboración entre ellas es puramente externa, la traducción también será muy super " cial. En el mejor de los casos, se limitará a hacer inteligible la distribución de ta- reas y la comunicación de los resultados. Esta traducción tan limitada será a la vez un síntoma y una causa de la super " cial integración disci- plinaria. En todo caso, el resultado será que las disciplinas se negarán a sí mismas la posibilidad de trascender, sin traicionarse, sus rutinas y esquemas conceptuales o metodológicos. Pero el más perjudicado será, por supuesto, el interés público. En el otro extremo, se encuentra el avasallamiento: cuando una disci- plina impone su propio lenguaje —sus paradigmas, conceptos, méto- dos, criterios de evaluación, incluso sus prejuicios— como la lengua o " - cial y coloca a las otras disciplinas frente al dilema de utilizarlo o caer en la irrelevancia. La traducción se vuelve, en realidad, aculturación o asimilación. En una situación así, la colaboración es una simple rela- ción de imposición y subordinación. Esa situación se expresa también en un terreno más mundano pero en realidad decisivo: la de " nición de prioridades, los criterios administrativos, la distribución de los recursos económicos y tecnológicos y la asignación de reconocimientos e incen- tivos. En la década de los sesentas y setentas, tanto en México como el ex- tranjero, se temió que la sociología jugara ese rol imperialista dentro de las ciencias sociales (Sartori 1969). Dos décadas después, la economía parecía haber retomado ese papel. Al mismo tiempo, dentro de todo el campo cientí " co, la física asumió una actitud claramente imperialista, a veces al punto de de " nirse a sí misma como “la reina de las ciencias”, la que ocupa “el centro de las ciencias”, como dijo David Gross, premio Nobel en esa disciplina (Times of India 2016). En México, los físicos se colocaron en posiciones de dirección e impusieron sus criterios de eva-
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