Inter- y transdisciplina en la educación superior universitaria: reflexiones desde América Latina
45_ Núcleo de Investigación en Inter- y Transdisciplina para la Educación Superior (NITES) INTER ! Y TRANSDISCIPLINA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR LATINOAMERICANA Sección I: Reflexiones conceptuales Matilde Luna y José Luis Velasco La integración disciplinaria como un proceso de comunicación y mediación En virtud del carácter autónomo y especializado de las disciplinas, su integración requiere trascender barreras o fronteras socio-culturales y lingüísticas mediante actividades de “traducción”. Estas actividades se inscriben en procesos de comunicación y mediación situados —por así decirlo— en espacios “transfronterizos” y están orientadas a construir un lenguaje común que permita alcanzar un entendimiento y compren- sión mutuos, y profundizar así la interacción entre disciplinas diversas. Desde la perspectiva de la sociología de la traducción y en particular de la teoría del actor-red, que enfatiza el carácter interactivo, transforma- dor y creativo de la traducción, es decir no mecánico y no lineal, en su nivel más básico la traducción es un proceso orientado a comunicar y reconciliar diferentes signi " cados, tanto como a construir signi " cados compartidos que permiten comprender el mundo de forma similar o equivalente. En su carácter creativo, se trata —dirá Freeman (2009)— de una innovación acotada o constreñida. En términos de la con " guración de campos inter- o transdisciplinarios, la traducción remite a la tarea de relacionar dos o más disciplinas en- tre sí y de construir una nueva relación que cambia las propiedades y características de tales unidades disciplinarias. Cabe enfatizar que esto signi " ca que las relaciones entre las entidades unidisciplinarias no es- tán dadas, sino que tienen que generarse en un nuevo campo discipli- nario de carácter autónomo. La traducción como parte del proceso comunicativo puede tomar un sentido convergente o divergente. De acuerdo con la teoría del actor red, en la evolución de las interacciones (en nuestro caso entre las en- tidades disciplinarias) es posible distinguir tres fases principales: la emergencia, el desarrollo y la estabilización (Stalder 1997). Es durante la primera fase que la traducción adquiere singular importancia para la creación de un lenguaje común. Esta etapa podría de " nirse, a la manera de Leydesdorff (1997), como una de “des-diferenciación”, en la que se combinan “dos o más sistemas funcionalmente codi " cados” o, dicho en otros términos, en la que se combinan las lógicas de las unidades disciplinarias que se conectan. La segunda fase, la del desarrollo, de- pende plenamente de la lógica de traducción. Es aquí donde la relación, de acuerdo con la teoría del actor-red, puede evolucionar o co-evolu-
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