Inter- y transdisciplina en la educación superior universitaria: reflexiones desde América Latina

109_ Núcleo de Investigación en Inter- y Transdisciplina para la Educación Superior (NITES) INTER ! Y TRANSDISCIPLINA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR LATINOAMERICANA Sección I: Reflexiones conceptuales Marco Billi y Julio Labraña siendo comprensibles y accionables por los distintos decisores que se busca orientar. De esta forma, en la dimensión temporal, el desafío propio de la gober- nanza de la interdisciplina se convierte en construir medidas/indica- dores que permitan evaluar y orientar la producción cientí " ca de una manera su " cientemente estandarizada como para permitir la compa- rabilidad e intercambiabilidad entre distintos campos cientí " cos, a la vez reconociendo las múltiples y cambiantes " nalidades de la ciencia y formas de entender la contribución que esta hace a la sociedad. Dimensión social: autoridad decisional en la interdisciplina Finalmente, en esta última dimensión, la pregunta concierne a quién toma, en última instancia, las decisiones asociadas a los dos puntos anteriores, con qué procesos, mecanismos de legitimación, y formas de control. Este puede comprenderse como el problema de la autori- dad de la gobernanza de la ciencia, y de la interdisciplina en particular, entendida como la capacidad, real o virtual, de in ! uir en las conductas o juicios de otros sin que esta in ! uencia sea resistida por aquel sobre quien se ejerce a pesar de que podría serlo (Araujo 2021). En el ámbito político, esto se soluciona usualmente por medio de la de " nición de cargos políticos que actúan como representantes de la opinión popular, y sometidos a esta última se crea una circularidad que hace que cada representante pueda a " rmar que sus decisiones tienen autoridad sobre los demás, en cuanto hablan en nombre y por cuenta de estos últimos, siendo a la vez la legitimidad de esta a " rmación so- metida a periódica con " rmación por parte de la propia opinión pública (por medio de elecciones, usualmente) (Nafarrate 2004). La ciencia, sin embargo, carece de mecanismos análogos de legitima- ción recursiva de la autoridad, en parte porque la comunicación cientí- " ca no funda su aceptabilidad, como lo hace la política, sobre el poder y legitimidad atribuido por quien escucha a quien comunica, sino muy por el contrario, por la —al menos aparente— sustracción de los comu- nicadores y sus intenciones de la comunicación: así, la autoridad de una comunicación cientí " ca (que otra cosa no es que su valor de ver- dad) no debiese depender —en principio— de quien la comunica sino

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