Los tratados entre la Nación Mapuche y la Corona de España
115 Los Tratados celebrados por los Mapuche con la Corona Española las demás de guardia, repartidas por sus puestos, y formado el escuadrón con cuerdas encendidas para prevenir cualquier siniestro suceso. Habiéndose apeado todos y tomado cada cual su asien- to, se hizo silencio, y queriendo comenzar el parlamento el capitán Miguel de Ibancos, lengua general del reino, se levantó el cacique Antegueno (que como el señor de la tierra traía en la mano la rama de canelo, señal de paz entre esta gente, como lo ha sido el de oliva aun entre Dios y los hombres) y tomando la mano, y en nombre de todos los demás Caciques, dijo con mu- cha gravedad y señorío, que su usanza era antes de capitular y asentar cualesquier conciertos de paz, matar las ovejas de la tierra, para que quedasen más fijos y ninguna de las partes pu- diese en ningún tiempo reclamar sobre lo una vez asentado ; porque aquellos brutos animales, después de muertos, servían de un vivo ejemplar de lo que deben guardar los que se juntan á semejante acción, porque así como ellos estaban rendidos y quietos, y testificaban con su sangre derramada que no se podían ya menear ni apartar de aquel lugar, así ellos no habían de moverse más, ni volver atrás de lo una vez prometido, ni faltar á la fidelidad debida, aunque para esto fuese necesario derramar la sangre de sus venas y perder la vida. Acabando Antegueno su razonamiento, se mando traer luego delante de todos, una destas ovejas (que son á manera de camellos, y, aunque no tan grandes, sir- ven como ellos al tra-
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