Los tratados entre la Nación Mapuche y la Corona de España

111 Los Tratados celebrados por los Mapuche con la Corona Española el Marqués estos santos entre los que (como es costumbre en aquellos presidios), se repartieron á cada uno el día de todos. Este, pues, concurrieron más de mil cuatrocientos indios sin armas, pero muy galanes, haciendo ostentación de sus colla- res que ellos llaman tacum y los tienen por grande gala, y de las espadas anchas que ellos estiman en mucho, no menos por prendas de su valentía y despojos de las victorias que al- canzaron del español en sus batallas, que por su valor y bien templado corte de sus aceros. Algunos días antes de este hubo diferencias entre los Caciques y señores más principales, sobre la asignación del sitio en que se habían de celebrar estas paces, teniendo cada cual por caso de menos valer el ir á tierras del otro y que no se efectuasen en las suyas; alegando Lincopichon, por medio de un hijo suyo que envió con esta embajada, que á él se le debía esta honra por ser el primero que había abierto la puerta á estas paces, y Quelantaru, que era indecente á su persona salir de su propia tierra para este efecto, y que lo más á que se podía alargar era á salir hasta el Pino, que es el término de su jurisdicción; y á este modo alegaba cada cual las razones que dictaba su propia estimación. Las cuales, habiéndolas oído el Marqués, les representó las que había de conveniencia para que no fuese otro el lugar para asentar las capitulaciones que se deseaban, sino el ya señalado de Quillin, por ser en medio de las fronteras y sitio neutral y despoblado. Y habiendo satis- fecho á sus razones con otras que les representó, obligados de

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