Los tratados entre la Nación Mapuche y la Corona de España
108 Carlos Contreras Painemal nera salvarlas si murieran en poder de aquella bárbara fiereza que les robó la mejor joya del alma, y el inestimable tesoro de su pureza, con la inexcusable violencia que les hizo el furor de su arrebatada pasión y absoluto poder. En este fuerte se incorporaron los campos, y habiéndo- se dispuesto el ejército y t omado sus lugares y puestos cada compañía, llevando el bagaje en medio, comenzó á marchar con buen concierto y disposición hasta la ciudad antigua y ahora fuerte de Angol, y habiéndose alojado en la vistosa y fresca vega de su río, pasó muestra toda la caballería é infan- tería haciendo ostentación de sus lucidas armas y caballos. Y habiendo pasado por Curalaba, sitio donde fue desbaratado y muerto el Gobernador Martín García Oñez y Loyola, de que resultó el alzamiento general de los indios y ruina de las ciuda- des, dispuso la piedad cristiana del Marqués que se le hiciesen unas honras en aquel lugar, y así se erigió un suntuoso túmu- lo, y se cantó una misa y dijeron rezadas las que se pudieron; y habiendo concluido con estas tan pías y bien acordadas exe- quias, pasó el ejército al valle de Quillin, donde se habían de celebrar las deseadas paces. Y porque nunca falta quien se oponga á los intentos de Dios, y el demonio se desvela continuamente, pretendiendo desbaratarlos, tomó por instrumento en esta ocasión, para es- torbar estas paces, cuatro indios, que viendo salir al Marqués con tan lucido y bien disciplinado ejército, entraron la tierra
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