Los tratados entre la Nación Mapuche y la Corona de España

106 Carlos Contreras Painemal lado del altar quedaba el Santo á la parte de afuera descubierto y á vista de todos; circunstancia que si fue casual respecto del aquel Señor, en cuyos ojos no hay más caso ni fortuna que su querer y disposición, por cuyo registro pasa aún el inútil y ligero movimiento de la hoja del árbol que tan poco monta. Y así queda libre al piadoso afecto la consideración de que la Reina del cielo, como tan honradora de los suyos, quiso hacer este favor á su siervo, poniéndole siempre por delante como escudo del real ejército, á cuya vista aumentase sus alientos con la confianza de que el conquistador que lo fue del Orien- te querrá Dios lo sea ahora también del Occidente, y el vaso escogido que le predicó crucificado en aquellas partes le dé á conocer por medio de sus hijos en estas. Estando ya todo á punto, y prevenidos los tercios de Arauco y Santa María, y Jado orden al maese de Campo del reino Sargento mayor para que saliesen cada uno con su gente para incorporarse con el principal trozo del ejército en el fuerte del Nacimiento, que está más próximo á las tierras del enemi- go, haciendo oración en la catedral al Santísimo Sacramento, su capilla y ermita, á Nuestra Señora de las Nieves, imagen de grande veneración y milagros, y que en la primera conquista de Chile la vieron los enemigos que capitaneando nuestro ejér- cito, iba ahuyentando el contrario echando polvo en sus ojos; salió el Marqués de la Concepción, Martes 18 de Diciembre, acompañado de su ofrecidos y de algunos religiosos de la Com- pañía de Jesús, que quiso llevar consigo por sus confesores y

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