Los tratados entre la Nación Mapuche y la Corona de España
104 Carlos Contreras Painemal Oyó el Marqués al Cacique con agrado, y llamando á consejo, lastimándose de ver perdidas tantas y tan fértiles tierras y floridos países como vino reconociendo por los ca- minos, y considerando cuánto importaba al Real servicio que se lograsen estos campos tan capaces para todo género de la- bor y crianza de ganados tan amenos, con tanta diversidad de fuentes, ríos y arroyos de las más saludables y delicadas aguas que se conocen, por nacer y correr por minerales de oro, de que están llenos aquellos montes y quebradas, y generalmente toda la tierra de Chile, y cuan inacabable era esta guerra por lo inexpugnable de sus montañas, cerros y laderas, y lo mu- cho que encarga S. M. por sus Reales cédulas la pacificación deste reino, la reducción, buen tratamiento y conservación de sus naturales, mandando que se traten, no como á esclavos, sino como vasallos suyos, y que para conseguir esto mostraba la experiencia había sido de poco fruto la violencia y rigor de las armas, y que sería posible fuese más eficaz medio el de las caricias y buen pasaje; se resolvió, no sin contradicción de algunos, á aceptar las paces y sujeción que Lincopichon le ofrecía, y habiéndole agasajado y regalado á sus hijos y demás Caciques que le acompañaban con presentes de su estimación, dejándolos á todos muy gustosos y ganados, volvió la rienda, y siguiéndole él campo se volvieron á sus presidios, sin que ningún soldado se atreviese á desmandarse en acción alguna que fuese de su disgusto. Habiendo vuelto el Marqués á la ciudad de la Concep-
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