Rostro de Chile: reencuentro con la exposición original de 1960

El 13 de octubre de 1960 se inauguró la exposición Rostro de Chile, en los patios de la Casa Central de la Universidad de Chile, compuesta por 410 fotografías. Hasta hoy es considerada un hito histórico en el desarrollo del arte fotográfico en nuestro país. Fue un proyecto único en su tipo, descrito por Antonio Quintana como “un gran lienzo fotográfico” del país tanto por el número de fotografías como por su composición en paneles y ampliaciones en papel fotográfico de gran formato. Fue la exposición más grande que se haya realizado en Chile y América Latina, sólo comparable al proyecto The family of Man de 1955 expuesto en el MoMA (N.Y) que contó con 503 fotografías . Rostro de Chile también fue una exposición pionera que hizo debutar las muestras de fotografía a gran escala y en el espacio público, como los patios dela Casa Central de la Universidad de Chile, instituciones públicas de carácter no museal y las calles y parques de las ciudades del país en donde estuvo. En los dos primeros meses de exhibición fue visitada por alrededor de 50.000 personas. Luego comenzó una itinerancia que llevó la muestra primero a otros lugares de Santiago y, en seguida, a regiones, siendo expuesta en los nueve años siguientes también en el exterior, en 14 países. Su particularidad también radica en el carácter colectivo del proyecto tanto en su concepto y diseño como en su producción asociada al Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm de la Universidad de Chile, institución que puede ser considerada la casa fotográfica de más largo funcionamiento en Chile del siglo XX (1952-1983), de carácter estatal y pública. Es esta característica la que explica la existencia de gran parte de los negativos originales de la exposición en el Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile que, al crearse en 1994, hereda al Archivo Fotográfico con el acervo del antiguo Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm. Si bien Rostro de Chile es un proyecto asociado a la autoría intelectual de Antonio Quintana el que era reconocido como maestro del arte fotográfico y heredó a sus discípulos, entre ellos Domingo Ulloa, los principios fundamentales que distinguen su trabajo en términos técnicos y estéticos, el Laboratorio tenía un sello propio que permitió concretar su idea: reportajes o ensayos visuales. Rostro de Chile fue un proyecto de largo aliento, asumido por la Universidad de Chile cuando Antonio Quintana se lo presentó en 1958 al Secretario General, Álvaro Bunster, y que la institución entregó al país como su regalo al país en el sesquicentenario de la Independencia. El trabajo fue dirigido por Roberto Montandón en su producción dado el conocimiento acabado que tenía del país por su experiencia en la Oficina de Turismo del Ministerio de Obras Públicas, así como su labor de restaurador de arquitectura en la zona norte y sur del país. Montandon fue director del Laboratorio de Fotografía y Microfilm de la Universidad de Chile entre 1959 y 1966, en dicha calidad se le encarga el proyecto por parte del Secretario General de la Universidad de Chile, Álvaro Bunster, del cual dependía el servicio. Rostro de Chile concentra sus fotografías con data entre 1957 y 1960, el equipo recorrió todo el territorio por tierra, aire y mar. El guion y la curatoría estuvieron a cargo de Montandón y Antonio Quintana. El proyecto se nutrió de las diversas tradiciones intelectuales, artísticas y políticas del equipo y buscó plasmar en imágenes las variadas facetas del paisaje humano y geográfico de Chile, sus imbricaciones, cambios y belleza, con un notorio énfasis social. Las 410 fotografías seleccionadas retratan una sociedad y un territorio, un paisaje geográfico y humano, donde se exhiben las contradicciones de la modernización ocurrida por entonces en Chile, similar a los procesos vividos en otros países latinoamericanos. Se asiste a los cambios productivos que el uso más constante de maquinaria y la industrialización propiciaron en el mundo del trabajo, por una parte, así como a las tensiones entre el ámbito urbano y el rural, con especial énfasis en hombres y mujeres del campo, espacio donde se desarrollaría una urgente reforma agraria. Al respecto, es revelador observar también el modo en que el dispositivo fotográfico estableció un correlato entre territorios y habitantes de distinta pertenencia étnica, en un país de regiones tan disímiles entre sí. Algunas imágenes de Rostro de Chile se han convertido en referentes iconográficos, de los cuales hay una cierta difusión social –acelerada por los medios electrónicos–, aunque han sido sacadas de su contexto de producción original. III. COMPOSICIÓN DE LA MUESTRA

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