Rostro de Chile: reencuentro con la exposición original de 1960
238 / 239 En el ejercicio técnico de observar y revisar la calidad de la digitalización emerge un elemento extraño, un bulto en el lado inferior derecho, una punción, algo que Barthes llamaría Punctum, consintiendo el carácter subjetivo de aquello que nos punza sin ser el objetivo evidente de la imagen. Allí, sin más, se visualiza la figura de una persona frente a un atril con una pintura en proceso, retratando el paisaje. Aquí se revive la antigua discusión de la validez de la representación entre la pintura y la fotografía tantas veces debatida a fines del siglo XIX y principios del siglo XX como una expresión artística válida, más allá de lo documental. Se me presentó como una broma o una paradoja, pues de oficio soy pintora y me hago cargo de un archivo fotográfico. Al descubrir este detalle, la imagen cobra otro sentido, la presentación del paisaje extiende su campo, para entrecruzar disciplinas más allá de la representación y expandir los canales expresivos y reflexivos con absoluta libertad creativa. Es una fotografía anónima, por ahora no puedo decir más de ella de lo que veo o lo que ustedes puedan decir. RCH22_201, panel Nº59
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