Rostro de Chile: reencuentro con la exposición original de 1960

220 / 221 Arqueología de un proyecto cultural fotográfico: De Autorretrato de Chile a Rostro de Chile (Pasando por la Dirección General de Informaciones y Cultura –DIC– y La familia del hombre-The family of man) Si la arqueología se define como la ciencia que estudia las artes, los monumentos y los objetos de la antigüedad a través de sus restos, este proyecto de libro es fruto de una operación arqueológica que reconstruye un cuerpo de obra desaparecido en su formato expositivo, pues nada quedó de las impresiones originales de las fotografías como de la panelería que las soportó. De bella forma, han sido las propias imágenes latentes en sus negativos los que nos proporcionaron las pistas para identificar las fotografías de la exposición original de 1960; en específico, aquellas que retrataron la exposición montada en los dos patios de la Casa Central (hoy conocidos como patios Andrés Bello e Ignacio Domeyko) y la que registra la museografía a escala posada en un tablero que reposa sobre paquetes en papel craft. Imágenes que reproducimos en este libro. Es el propio Laboratorio Central de Fotografía y Microfilm el que se encargó de retratar su propio Rostro de Chile . Los retratos y autorretratos pueden ser también de cuerpo entero y la convención de que es retrato sólo cuando existe un rostro es un capítulo importante de la historia del cuerpo moderno. La irrupción de la fotografía en el siglo XIX y el asombro que produjo entre el público masivo, permitió que la práctica del retrato de origen pictórico saliera del círculo de la realeza, las personas con dinero o fama. Un retrato no es un rostro, pero suelen pensarse como sinónimos. Rostro se suele asociar a la cara, la parte anterior de la cabeza, la que ha llegado a ser la representación de una persona, idea que reforzó la fotografía sobre todo cuando se integró a los instrumentos de registro y control de población estatales. En 1924 se crea en Chile el Servicio de Identidad que entregaba una libreta, antecesora de nuestra cédula actual, la que incluía una pequeña fotografía del rostro, huella dactilar y firma, aunque solo para los hombres mayores de 21 años. El derecho al rostro pasa también por la clase social y el género. El rostro es también un semblante, la representación de un estado de ánimo, o, de forma más específica, un aspecto característico o propio de algo o alguien. En este sentido operan tanto Autorretrato de Chile como Rostro de Chile . Álvaro Bunster expresó con claridad el feliz encuentro entre una misión y un medio para realizarlo el proyecto de buscar el rostro del pueblo de Chile: “No debe causar sorpresa que la Universidad, en este primer ciclo fotográfico que hoy ofrece a vuestra mirada, emprenda una nueva marcha en busca del rostro de Chile, porque es consubstancial a su acción y a sus afanes que el pueblo para el cual obra y existe llegue a saber lo que es verdaderamente, haga objetivo ese saber y lo realice en un mundo presente… ¿podríamos por ello renunciar –en el siglo de la imagen– a la vivencia directa que ella hace posible y al poder de convicción que ella comporta… si las gentes de hoy tienen más que otrora necesidad de imágenes, es falso que la visión deba usurpar el sitio a la meditación. En este ciclo, la visión, más que sustituirla, aspira a suscitarla. En él, la fotografía es mucho más que ese medio de expresión de reproducción exacta y mecánica de la realidad objetiva que exigió imperiosamente el siglo XIX, y se yergue, orgullosa, por sobre sus detractores que vanamente quisieron negarle categoría como medio de expresión artística”.30 30. BUNSTER, A. (1960). “Proyección espiritual de la exposición” destaca don Álvaro Bunster, título dado al Discurso inaugural de la exposición Rostro de Chile . Boletín , p.6.

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