El cultivo del duraznero hacia el siglo XXI

80 está en el orden de las variedades de carozos con mayor contenido de estos compuestos, como la ciruela australiana ‘Queen Garnet’ (Vizzotto et al., 2007; Bobrich et al., 2014). En general, las variedades de pulpa roja de duraznos y nectarinas han sido poco explotadas desde el punto de vista del mejoramiento genético. Los “duraznos betarraga” corresponden a materiales vegetales que han sido propagados por semillas, sin haber sido generados en los programas de mejora genética frutal. El problema de estos materiales es que en muchos casos la calidad organoléptica, la productividad o el potencial de poscosecha está muy por debajo del nivel comercial moderno. La comercialización de este tipo de variedades que podrían ser atractivas del punto de vista nutracéutico o promotor de la salud, está en una etapa inicial. A modo de ejemplo, en Europa se han lanzado algunas variedades de nectarinas de pulpa roja, como la francesa ‘Nectavigne’®, y que corresponde a una marca cuyo concepto apunta a los sabores tradicionales o “vintage” de las variedades antiguas caracterizadas por el alto aroma y acidez y dulzor moderado. En la zona central-sur de Chile se han establecido recientemente campos de producción de selecciones de “duraznero betarraga”, con un alto nivel de compuestos antioxidantes, cuya producción se destina para conservas y secado de los frutos (Prieto, 2017). En consecuencia, un nuevo desafío para los programas de mejora genética de duraznos y nectarinas, podría ser la generación de variedades que, además de desarrollar un intenso color rojo en su pulpa asociado a un alto contenido de antocianinas y otros compuestos fenólicos beneficiosos para la salud, tengan una excelente calidad sensorial y potencial de poscosecha. Mejora genética y capacidad promotora de la salud en durazno y nectarina El mejoramiento genético de una característica cualquiera depende de la existencia de diversidad genética asociada a ese rasgo. En ciertos estudios (Vizzotto et al., 2007) se demuestra la existencia de una gran variabilidad en el contenido de compuestos con actividad antioxidante y capacidad promotora de la salud entre las distintas variedades de duraznos y nectarinas. Si el aumento de la capacidad nutracéutica en una nueva variedad implicara efectivamente un aumento en la preferencia de su consumo, estaríamos frente a una gran oportunidad de generar productos agrícolas novedosos y de impacto positivo para la salud de la población. Para esto se debe estudiar los aspectos genéticos concernientes al contenido de sustancias saludables en frutos de esta especie, como por ejemplo los compuestos fenólicos (antioxidantes), compuestos oligosacáridos (prebióticos) y carotenoides, entre otros, para posteriormente generar herramientas de selección que permitan que el proceso de generación de variedades sea más eficiente. La exploración del contenido de compuestos fenólicos en la colección de germoplasma del programa que se lleva a cabo en colaboración con el INTA de la Universidad de Chile, tiene como objetivo a mediano plazo poder dilucidar aquellos genes que son más importantes en la generación de un alto contenido de ácidos fenólicos, procianidinas, flavonoles, antocianinas y otros compuestos fenólicos con potenciales efectos funcionales. Sin embargo, se debe considerar que un alto contenido de compuestos nutracéuticos en la fruta no garantiza necesariamente un efecto promotor de la salud en quien la consume. Antes de que los nutrientes o fitocompuestos lleguen a los tejidos donde ejercerán sus efectos, al estar contenidos en una matriz alimentaria compleja, luego de ingeridos deben enfrentar drásticos cambios de ambiente, dados por las distintas características físicas y bioquímicas de los compartimientos del tracto gastrointestinal, las cuales pueden degradar gran parte de la cantidad inicial de fitocompuestos. De forma adicional a esta eventual degradación, la fracción de compuestos que queda disponible para su absorción en el intestino delgado (llamada también fracción bioaccessible), luego de ser asimilada, es sujeta a modificaciones químicas por parte de las mismas células intestinales y las células del hígado, quedando biodisponibles en el torrente sanguíneo muy frecuentemente en una forma distinta a la inicialmente ingerida. Por último, estas sustancias son excretadas en las primeras 2 a 3 horas posteriores a la ingesta, teniendo muy poco tiempo para llegar a las células, donde cumplirán su función. De este modo, si bien una gran cantidad de fitocompuestos es un indicativo de la potencial actividad beneficiosa para la salud, es necesario también estudiar los efectos de la digestión, y absorción en la actividad intracelular

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