El cultivo del duraznero hacia el siglo XXI

76 esperanza de vida, la fertilidad y el tono oxidativo en el organismo modelo de laboratorio Drosophila melanogaster (mosca del vinagre). Si pudiéramos extrapolar directamente los resultados de este estudio al efecto del consumo de estas frutas en humanos, estaríamos en condiciones de decir que los duraznos de la inmortalidad chinos son una realidad a nuestro alcance. Además de este estudio, a la fecha se han publicado más de 50 reportes en revistas de corriente principal relacionando al consumo de duraznos y nectarinas con efectos beneficiosos para la salud, los cuales en parte refuerzan la idea de que el consumo de fruta fresca es un hábito deseable en la población. La causa de las anteriormente mencionadas capacidades “promotoras de la salud” de los duraznos y nectarinas es que estos frutos contienen distintos tipos de moléculas que se asocian con variados efectos positivos en la fisiología de quien las consume. Su naturaleza química es diversa y, por ende, sus blancos de acción en el organismo así lo son. A continuación, se intentará sintetizar parte del conocimiento disponible acerca de estos compuestos presentes en duraznos y nectarinas, y cómo se ha comprobado que tienen un efecto beneficioso en la salud humana. Contenido de carbohidratos y fibras en duraznos y nectarinas Al igual que muchos frutos, los duraznos y nectarinas tienen un bajo contenido de calorías (entre 50 y 65 calorías/100 g de fruta) y un alto contenido de agua (80-90%). El contenido de azúcares en estos frutos depende de la variedad y está entre los 6 y 15 gramos por cada 100 gramos de fruta, siendo la sacarosa, el azúcar predominante, seguida por glucosa y fructosa, y en menores cantidades sorbitol, maltosa, galactol y xilosa. La fructosa es un azúcar importante en duraznos y nectarinas del punto de vista del sabor y de la calidad nutricional, ya que a pesar de que no es el azúcar predominante, tiene un poder endulzante de casi el doble que la sacarosa, y forma parte de fibras con actividad prebiótica como se profundizará a continuación. Los duraznos y nectarinas constituyen una muy buena fuente de fibras (2,5%) ya que tienen un alto contenido de pectinas (1-1,5%). La fibra dietética corresponde a todos los carbohidratos vegetales no digeribles además de la lignina. Junto con ayudar a regular el tránsito intestinal, las fibras son conocidas por inhibir la absorción de colesterol al nivel del intestino delgado. Además, gran parte de las fibras solubles son metabolizadas en nuestro colon por los billones de bacterias que allí viven. Esta comunidad, conocida como “microbiota intestinal”, es crucial para el buen funcionamiento de todo el organismo, y alteraciones que se puedan presentar en ella han sido relacionadas incluso con cambios neurológicos y de comportamiento, muy alejados conceptualmente del tracto intestinal, tales como la depresión (Cheung et al., 2019) o la enfermedad de Parkinson (Petrov et al., 2017). Existen ciertos tipos de fibras de cadena corta y conocidas como oligosacáridos, que aportan a la salud humana mediante el favorecimiento de especies benéficas de la microbiota intestinal, es decir, son sustancias con actividad “prebiótica”. En un estudio llevado a cabo en la Universidad de Macedonia, donde se comparó el contenido de oligosacáridos en 32 frutas y 41 vegetales, se determinó que la fruta con mayor contenido de oligosacáridos es la nectarina, con un total de 890milígramos por cada 100 gramos de fruta (Jovanovic-Malinovska, et al., 2014). Como se mencionó anteriormente, estos oligosacáridos están constituidos por fructosa y toman el nombre de fructo-oligosacáridos (FOS). En consecuencia, existe evidencia que las nectarinas tienen una excelente calidad prebiótica, dada su composición de carbohidratos y fibras. Sin embargo, se necesitan más estudios exploratorios del contenido de estos oligosacáridos y otros azúcares con actividad beneficiosa para la salud, por ejemplo, comparando entre las distintas variedades de estos frutales, con el objetivo de incluir estas características en futuros esquemas de mejoramiento genético. Carotenoides y provitamina A Un importante criterio para clasificar las variedades de durazno y nectarina es el color de su pulpa, que puede ser blanca o amarilla. También existen los duraznos de pulpa roja (conocidos popularmente en Chile como “duraznos betarraga”), de los cuales se hablará más adelante. La diferencia de color de pulpa amarilla y blanca ocurre porque en los duraznos de pulpa amarilla se acumulan unos pigmentos llamados carotenoides (de color amarillo), a diferencia de los duraznos de pulpa blanca, donde estos pigmentos están ausentes. En las variedades de pulpa blanca, los

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