El cultivo del duraznero hacia el siglo XXI
16 la industria frutícola y también el consumidor. En el antiguo esquema de trabajo no existía un mandante claro, existía solo la inquietud de un investigador por generar conocimiento y tecnología, lo que puede definirse como tecnología nacida desde la oferta. La provisión de tecnología impulsada desde la demanda, nos asegura modelos más eficientes y es posible generar así un verdadero círculo virtuoso de colaboración entre todos los agentes del sistema. Nuevas tecnologías para el programa En un estudio realizado en 2006 a 29 programas de duraznero/nectarino se constató que cada programa generaba, en promedio, 0,88 licencias de variedades por programa por año una vez que están funcionando en régimen (Infante et al., 2006a). En cuanto a su actividad de campo, los programas generaban, en promedio, 3.579 plantas híbridas por programa por año. Estos datos dan cuenta que el programa chileno está en la media en cuanto a productividad en comparación con los programas mundiales. Además, ha sido activo en la generación de tecnologías para el mejoramiento genético. El programa chileno se ha visto en la necesidad de ir generando una serie de tecnologías para una mejor operación y desempeño de diferentes actividades técnicas, o en otras palabras se ha enfocado en aumentar la eficiencia. Las tecnologías desarrolladas se muestran a continuación. • Germinación forzada: es una metodología utilizada para acelerar la obtención de plantas derivadas de semillas y así hacer más eficiente la selección de los mejores individuos. Los durazneros/nectarinos para germinar requieren normalmente de una “estratificación”, proceso en que las semillas son mantenidas a bajas temperaturas y a alta humedad por 2 a 3 meses y que permite que después puedan germinar de manera uniforme. El procedimiento regular es que las semillas sean obtenidas desde los frutos en verano, conservadas secas por unos meses y luego ser estratificadas para ser sembradas a fines del invierno y así obtener las plantas híbridas en la primavera. El proceso que se utiliza en nuestro programa es que las semillas son sacadas de los frutos en verano, se les elimina el carozo y testa y así los embriones son sometidos a una inmersión por 24 horas en una solución de las fitohormonas citoquininas y giberelinas (Infante et al., 2006b). Estas fitohormonas tienen la particularidad de reemplazar la necesidad natural de exposición al frío para poder germinar. Luego, los embriones son sembrados en el invernadero y a los 7 a 10 días comienza la germinación. Al final del verano ya se cuenta con plantas híbridas de 25 a 40 centímetros de alto. Estas plantas pueden ser mantenidas en el invernadero hasta esperar el mejor momento para establecerlas en terreno o bien ser trasplantadas inmediatamente. Aplicando este protocolo, es posible obtener las primeras frutas desde una planta híbrida 18 meses después de la siembra. Día de campo y muestra de fruta con la industria, Mejoramiento Genético Participativo.
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