El cultivo del duraznero hacia el siglo XXI
11 selecciones y se puso a punto el análisis sensorial y pruebas de laboratorio para establecer la calidad de la fruta y el desempeño en poscosecha de cada una. En la tercera etapa, Transferencia a los Mandantes (Mejoramiento Genético Participativo), se validaron las selecciones en huertos experimentales, por parte de las empresas mandantes. Además, se realizó la evaluación de su aceptabilidad entre consumidores, y también entre agentes claves de la industria. Al final del proyecto se alcanzó la meta proyectada de obtener seis variedades de nectarina. Una vez obtenidas las variedades, la empresa ANA-Chile las inscribió en el Registro de Variedades Protegidas (RVP) del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG). En esta etapa también se realizó un plan de transferencia tecnológica, basado en días de campo para dar a conocer las nuevas selecciones, charlas técnicas, seminario internacional y varias publicaciones de extensión y científicas. La industria chilena y la necesidad de realizarmejoramiento genético Chile es el mayor productor y exportador de duraznos y nectarinas del hemisferio sur. Tiene una industria consolidada que ha suplido los mercados de los países del hemisferio norte con fruta fuera de estación. La fruticultura de exportación fue impulsada por el convenio entre la Universidad de California y la Universidad de Chile, en 1965, en el marco del Plan Chile-California y que permitió que muchos profesionales y académicos chilenos se formaran, a nivel de posgrado, en la Universidad de California, especialmente en su sede de Davis. La consolidación de la industria exportadora de esta especie se produjo años después, en la década de los 80. El Plan Chile–California fue un hito fundamental en el avance de distintas disciplinas frutícolas, como riego, manejo de huertos, estudios de poscosecha y economía agraria. Sin embargo, no fue hasta muchos años después que se inició el mejoramiento genético frutal en Chile. Esto se tradujo en que la gran mayoría de las variedades cultivadas en Chile provinieran de California y años después se introdujeron otras variedades, principalmente desde Italia y Francia. Todas las variedades de duraznero y nectarino que Chile cultivaba y exportaba hasta el 2014 eran exclusivamente extranjeras. Las variedades que estos programas de mejora licenciaban se caracterizaban por fruta destinada a mercados muy cercanos y además de ser concebidos para satisfacer principalmente a los productores. Por ejemplo, los programas californianos servían a una industria local que destinaba su producción a un consumo local y a suplir la demanda de los demás estados norteamericanos. Esto se traduce en frutas con capacidad de mantener una condición adecuada para el consumo, en cámaras a baja temperatura, por no más de 10 días. Así, los duraznos y nectarinas que Chile exportaba fueron concebidas como variedades muy productivas que satisfacían plenamente a los requerimientos del productor de fruta, pero que no reparaban en cuanto a su calidad gustativa. Es decir, no consideraban que satisfacer al consumidor final del producto fuese un objetivo prioritario. Por muchas décadas los programas de mejoramiento genético de duraznero/nectarino, que hasta 1980 residían preferentemente en universidades y en centros de investigación estatales, se enfocaron en generar cientos de variedades productivas, resistentes a ciertas enfermedades y fáciles de cultivar. Por curioso que hoy parezca, no fue considerado satisfacer al principal agente de esta cadena de valor, que es el consumidor de la propia fruta. La satisfacción del consumidor se daba por descontada o bien no estaba en los objetivos de los programas, porque no se conocían los instrumentos para evaluar este parámetro. Las frutas (y las verduras) son consideradas como alimentos esenciales en la dieta de las personas, siendo justamente ésta la afirmación que promociona el evento mundial “Año de las Frutas y Hortalizas 2021 (IYFV-2021)” de las Naciones Unidas. Las frutas son reconocidas como fuentes de nutrientes fundamentales (vitaminas y fibra, entre otros). Pero debemos preguntarnos ¿Qué mueve a consumir nectarinas frescas y especialmente en el periodo del año en que éstas son importadas desde el otro hemisferio? Es claro que su consumo está asociado mayormente al hedonismo, por lo cual, si una variedad no tiene excelente calidad sensorial, no tiene sentido su existencia. El “driver” de consumo es la calidad sensorial, y luego cuando es consumida se lograrán lo beneficios nutricionales que estas frutas, fuera de estación, también entregan. Así, la calidad sensorial debe ser medida y considerada en los objetivos de un programa de mejora genética de este tipo de especies.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=