Historias de vida de directoras escolares: contexto y voces

37 HISTORIAS DE VIDA DE DIRECTORAS ESCOLARES: CONTEXTO Y VOCES Mientras el trabajo y los intereses de las mujeres en las organizaciones y fuera de estas sean consideradas menos importantes, seguirá existiendo una división entre lo privado (familia) y lo público (trabajo) (Moorosi, 2007) que entrega más valor a lo público que a lo privado, haciendo más difícil que las mujeres puedan superar el “techo de cristal” no solo en el acceso al cargo de dirección, sino en el ejercicio de este. El “techo de cristal” en la dirección escolar chilena En Chile, la presencia del enfoque de género en la gestión y liderazgo escolar ha sido un tema de análisis en los últimos años, dado que, si bien la población de docentes mujeres es mucho mayor que la de hombres, al momento de revisar el número de directoras en establecimientos educativos, este siempre es inferior al número de directores. Hasta el año 2012, Chile era uno de los países con una menor proporción de mujeres al frente de escuelas básicas. De hecho, Murillo (2012) afirma que la dirección de escuelas básicas en Chile es una profesión mayormen - te masculinizada, siendo “uno de los países con una menor proporción de mujeres en puestos de dirección, especialmente en las escuelas privadas, donde solo uno de cada tres directivos es mujer” (p.38). De igual forma, si revisamos los datos del año 2014, la presencia de mujeres en el sistema docente corresponde a un 72% mientras que la presencia de mujeres en el ejercicio de dirección se reduce a un 55% (Mineduc-UEG, 2015). La labor docente, entonces, estaba do- minada en gran medida, a nivel internacional, por mujeres y hay pocas en cargos de dirección (Blackmore, 2004; Cubillo y Brown, 2003; Eckman, 2004). Sumado a lo anterior, en Chile, surgieron en la década pasada otros cuestionamientos a las po- líticas educativas que ponían el foco en la construcción y desarrollo de inequidades de género en los espacios educativos. Ejemplo de ello es que, para el año 2014, las funciones docentes más masculinizadas fueron las de inspección general y dirección escolar, mientras que las más feminizadas fueron docencia de aula y equipo técnico-pedagógico (Mineduc-UEG, 2015). Lo anterior daba muestras de una reproducción de estereotipos de género donde los hombres eran quienes lideraban y gestionaban los establecimientos educativos y las mujeres quienes realizaban docencia y se preocupaban del ámbito pedagógico. No obstante, tal como se seña- ló en el capítulo anterior, para el año 2020, las mujeres representan un 64,1% de la población de directores escolares en Chile (Mineduc, 2020). Cabe señalar que este porcentaje considera un gran número de directoras de nivel preescolar, rol que históricamente ha sido protagonizado por mujeres. En la actualidad, en Chile, la relación de mujeres versus hombres en el cargo directivo es más parecida a lo que sucede en el resto de América Latina donde, en promedio, de cada tres di- rectores y directoras de escuelas básicas, dos son mujeres, lo que es coherente con la noción de que la docencia es una profesión fuertemente feminizada en todos los países (Murillo, 2012). De igual modo, las mujeres en Chile que comienzan una trayectoria en la gestión y liderazgo de una escuela hacen un tránsito desde la enseñanza, asociada a un rol femenino, hacia la admi- nistración, asociada a un rol masculino. Por lo general, se reconoce la gestión como un espacio masculino asociado a las características de competitividad, control, autoridad y orientación a la tarea (Bustos et al ., 2015). A este respecto, Weiner y Burton (2016) señalan que aun en la ac- tualidad las mujeres pueden abstenerse de acceder a cargos directivos escolares por la pre- ocupación que les implica la búsqueda de equilibrio entre el trabajo y la familia. Asimismo, no son pocos los autores que señalan que la administración educativa suele estar dominada por prácticas patriarcales que establecen diferencias entre quienes participan y cómo se participa en las instituciones (Armstrong y Mitchell, 2017). En resumen, a pesar de que a lo largo de la historia las mujeres han tenido poca participación en espacios de liderazgo escolar y sus carreras directivas han enfrentado diversos obstáculos

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