Los Tratados celebrados entre la República de Chile y la Sociedad Mapuche
34 Carlos Contreras Painemal paso tenía a mi disposición el total del empréstito inglés, y me lisonjeaba que la independencia sudamericana marchase ya, no solamente fuera de riesgo, sino también que el monstruo de la anarquía no se atreviera a levantar su espantosa cabeza en Chile, nuestra amada patria. (Valencia Avaria, 1981, p. 486) No parece extraño, entonces, que los héroes de la Independencia fueran formados en Inglaterra, bajo el auspicio de Miranda y el amparo de la “masonería” (Pinto Lagarrigue, 1973), y que, como parte y vanguardia del nuevo proceso, buscaran crear las condiciones apropiadas para mantener una dependencia y control de diferentes naciones, bajo la apuesta por una América libre del dominio español y dividida en varios países, de talmanera que le permitiera—a Inglaterra—negociar con cada uno de ellos indistintamente, consolidándose por esta vía como potencia hegemónica. Desde la inclusión hacia la negación Al revisar la documentación de la época, se constata que, en el discurso de las elites, había una verdadera voluntad política para llevar a cabo las negociaciones y los tratados con los mapuche, aunque dicha voluntad estaba sometida al poder militar que los mapuche imponían desde las fronteras ultra Biobío. No obstante, se debe reconocer que, al principio, hubo una intención integracionista, resumida en el imaginario
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