Los Tratados celebrados entre la República de Chile y la Sociedad Mapuche
14 Carlos Contreras Painemal en las que el surgimiento del Estado o del “Leviatán” no acontece, sociedades en las cuales la dominación no se da, ya que, en éstas, el poder no descansa en una minoría, sino en el conjunto, y es el conjunto el que detenta el poder de decisión, manteniendo para sí y en cualquier momento la posibilidad de revocatoria de un mandato: es el conjunto el que se reserva el derecho de monitorear y dirigir el ejercicio de sus mandatados. Un ejemplo de esto en la sociedad mapuche es la elección del cargo de Toqui, a quien se delegaba la función de conducir operaciones militares, responsabilidad que duraba hasta terminada la batalla, porque, para una siguiente batalla, el conjunto debía reelegirlo o elegir a un nuevo Toqui. De esta manera, los representantes mapuche no son autónomos: dependen de la aprobación del conjunto. Sin esta aprobación, no hay representación y no existen medios coercitivos —propios de las sociedades estatales— para el convencimiento. Quien recibe el mandato para dirigir y no logra convencer a la mayoría es sustituido por otro. Por ello, quienes conforman el liderazgo mapuche son los más respetados, aquellos que han demostrado gran poder de reflexión, sabiduría y oratoria, y que se han destacado por su coraje y valentía. Por esta misma causa, no solo se resistieron al señorío del inga, sino que jamás quisieron admitir Rey, ni gobernador ni justicia de su propia nación, prevaleciendo siempre entre ellos la voz de la libertad
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