Régimen de gobierno y sistema político: elementos para el debate constitucional

49 Régimen deGobierno y Sistema político: Elementos para el debate constitucional. poderes de la Cámara Baja (por definición dominada por el gobierno), específicamente para las legislaciones de carácter orgánico, es decir, que sean relevantes para la estabilidad de la nación. Por ejemplo, aquellas que tengan que ver con la estruc- tura del Estado. Actualmente, esto se baraja mediante quórums supra mayoritarios de aprobación. La propuesta considera que las leyes orgánicas deben pasar por ambas cámaras logran- do una discusión con mayor detalle. Su aprobación sería con mayoría de votos (un requerimiento sin duda necesario, que se aborda desde la mayoría simple). Respecto a las leyes ordina- rias, la situación es distinta porque su vocación es unicameral. Sin embargo, la Cámara Alta posee la capacidad de solicitar la lectura de una ley ordinaria discutida en la Cámara Baja, lo cual significa una ampliación del proceso de discusión y aprobación, así como un incentivo a que el gobierno desarrolle un buen ni- vel de propuesta legislativa. Respecto del control de constitucionalidad, se plantea la exis- tencia de una Corte Constitucional que puede revisar la legisla- ción solo en un momento específico: cuando el gobierno posee mayoría tanto en ambas cámaras. Solo y específicamente en ese caso se puede requerir la opinión de una Corte Constitucio- nal, que en caso de sugerir cambios debe retornar a la discu- sión parlamentaria. Respecto a las temporalidades, se sugiere un Presidente electo por un periodo de 6 años, con una Cámara de Diputados que se renueve cada 3 años, junto a un Senado que se renueve por tercios también cada 3 años. Esto permite inercia, para enfren- tar desafíos de largo plazo del país, en conjunto, a la necesaria renovación. A priori, no se sugiere la reelección del Presidente debido a que esto puede vincular a esa magistratura con las discusiones políticas del corto plazo, una situación claramente no deseada. Esta propuesta, se proyecta como una alternativa intermedia que mantiene elementos culturalmente asentados en la socie- dad, pero al mismo tiempo, es lo suficientemente transforma- dora para construir nuevos incentivos y desincentivos al fun- cionamiento del sistema político.

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