Tránsitos y trans-formaciones: Foro de las Artes 2021
75 A c o r d a m o s r e a c c i o n a r a l a i n m e d i a t e z , s e r f u g a c e s c o m o u n r ay o v e r d e * Cecilia Coddou, Francisca Geisse y Alejandra Saldivia artísticas tales como el minimalismo, el landart o las acciones de arte. La mayor relevancia y particularidad de este giro hacia lo público se encuentra en el reconocimiento de la especificidad del contexto lati- noamericano, la emergencia de la política y la necesidad de proponer activismos políticos que le den visibilidad a la violencia política colonial en el cono sur. Destacamos la diferencia entre el arte público local con el arte público del primer mundo, para atar cabos sueltos y no confundir el ímpetu del arte público latinoamericano con una ambición disciplinar. Es necesario reconocer que el arte público local escapa de las lógicas del arte contemporáneo internacional y se abre a nuevas formas de relacio- narse con el ámbito colectivo. En otras palabras, el arte público chileno, al que adscribimos como colectivo editorial, no persigue las conquistas teóricas del arte internacional, sino surge como una respuesta a la nece- sidad de re-habitar espacios negados por los acontecimientos históricos tales como el control, la dominación política y la violencia militar. Ahora, con distancia histórica podemos entender que el arte político-pú- blico no solo se trama desde la posibilidad de reconocer evidentemente temas políticos, o de hacer críticas literales a los acontecimientos históricos, sino sobre cómo se filtran estos procedimientos experimentales en distintas dimensiones y prácticas del cotidiano. En palabras más simples, el ejercicio del arte público le da relevancia a la relación del arte con la vida. A pesar de que grupos como el CADA o artistas como Lotty Rosenfeld actualmente se han insertado en el relato de la historia del arte institu- cional, no se puede negar su vínculo con experiencias colectivas mucho más complejas. Es más, la permanencia de estas acciones dependen in- dudablemente de las nuevas formas de organización colectivas que van desde agrupaciones que defienden los derechos humanos, hasta organi- zaciones más domésticas para sobrevivir al peligro de la inteligencia mi- litar. En este sentido, el arte y sus agentes superan sus propias pretensio- nes y comienzan a ser más receptivos hacia las dinámicas que se gestan naturalmente en las comunidades. Desde este punto, cualquier acción de arte debe ser entendida como un aporte a la vida en comunidad. Desde este lugar realizamos intervenciones. Nuestro trabajo no reaccio- na a la necesidad de hacer contemporánea la práctica editorial, sino que nos enfocamos en sugerir nuevas herramientas para los desafíos que asumen las diversas formas de organización comunitaria enfrentadas al mundo político.
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