Tránsitos y trans-formaciones: Foro de las Artes 2021

63 IV La pandemia fue al mundo del arte chileno, lo que el estallido social a los políticos. La telepresencia les era apática como expresión artística, considerada como medio orientado al entretenimiento y el ocio, en el mejor de los casos, una red para opinar, informarse o mediar. Lo que es patético en gente grande del gremio, los que han pasado los cuaren- ta, alguno incluso los cincuenta, es que ignoran el plato fuerte del arte ubicuo y remoto, que no está en lo presencial, que nos arrastra a expe- riencias artísticas de cuando ellos ni nacían. La telepresencia artística no responde a preguntas de corto plazo. Convengamos que el acto de mos- trar lo que un artista hace, al menos desde el invento de las galerías y museos, está en directa relación con la democratización de los espacios de comparecencia, para que pueda ser vista por cualquiera. En algún momento, digamos hace bastante tiempo, de esta historia –occidental y europea– los artistas buscaron tener independencia del circuito, explorando otras formas de exponer, porque les decían que eran poderosos y que estaban en control de sus destinos y carreras, lo que no era efectivo, ya que hacían lo que les dijeran. Por eso, la “telepresencia” no es sólo un asunto de Internet ni de fanáticos informáticos, sino que se remonta a las obras de arte creadas con la radiotelevisión, la tele- fonía y lo satelital, en combinación con las prácticas “hazlo tú mismo”. La sensación que me quedó con lo ocurrido tras la pandemia es que, la * arturo cariceo zúñiga d i s t o p í a s d e l f i n d e l m u n d o

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=