Tránsitos y trans-formaciones: Foro de las Artes 2021

t r á n s i t o s y t r a n s f o r m a c i o n e s 62 por el diseño digital, donde la tendencia es que no se atisbe un píxel de CGI, como la contundente aportación de las plataformas multijugador en línea, que durante el aislamiento pandémico dotó a los gamers de una energía única e inconfundible, sin nada de los desparpajos suborbitales de Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson, buscando prolongar la vida hollywoodense después de que nuestro planeta colapse. La cosa es que el espíritu de la “nueva normalidad” chilena tiene sus propias tribulaciones y conflictos emocionales, que no debemos con- templar de lejos. Desde el principio de la pandemia, que interrumpió las peripecias del estallido social, estuvimos expuestos a un encierro con un pasado polvoriento, que sabemos, resulta sombríamente genuino, porque hunde sus raíces fantasmales en la rigidez clasista chilena, muy anterior a la dictadura, que fue customizada con jerarquías tecnocráticas de la transición democrática. Captar, no sólo como artista, este ambiente, significa tener una paciencia enorme, porque las resonancias de clase son tan inquietantes como el oficio de la Cámara de Diputados a la Uni- versidad de Chile solicitando información sobre “ideología de género”. Hay un nivel añadido en todas estas cuestiones, un trasfondo represivo latente, que cabrea, que te pone en guardia, creando muros personales, pero que la curiosidad intelectual evita, sin dejarse atrapar por pullas y comentarios insidiosos. No por nada, si sabes que el pinochetismo ob- tuvo un 44 por ciento de los votos en 1988, léase, casi empatando el Sí, porque eso ocurrió, expresando el país un apoyo mayoritario al régimen, incluido cuando Pinochet fue rescatado en Londres. Captar el mensaje “contemporáneo” es captar que mientras la Constitu- ción del 80 no sea derogada, seguiremos en suspenso, gobierne quien gobierne. Por eso vivimos en trance, como en un eterno sentimiento encontrado, muchas veces, sin entender nada, por ese afán político de broncas y bravuconadas heredadas para ver el mundo en blanco y ne- gro, sin matices, distrayéndonos de las profundas transformaciones cul- turales que necesitamos. Lo que sobrevuela, con espíritu gamberro y transgresor en el futuro del mundo, es nuestra urgencia de ir más allá (de lo que sea) no sólo como producto de un fan service acomodaticio. Lo increíble es aún no dar crédito a que las nuevas tecnologías lograron afectar la organización social –no como los antiguos blogs, chats y sitios de Internet– sino con una pandemia, consolidando las relaciones entre congéneres que viven en cercanías virtuales, a la vuelta de la esquina y al otro lado del mundo. c a p í t u l o 1 . d e s t i e m p o s y é p o c a ( s )

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