Tránsitos y trans-formaciones: Foro de las Artes 2021

47 extraídas de la biblioteca de la masculinidad-colonial, como Le livre des Antipodes (1630), compilado por Johann Ludwig Gottfried, o el atlas anató- mico de Andrés Vesalio en De Humani Corporis Fabrica (1543), así como los grabados de Theodor de Bry impresos en Narratio Regionum indicarum per Hispanos Quosdam devastatarum verissima (1598), es porque busca interferir esa representación calibanista inscrita por esos brutales científi- cos, exploradores y cronistas eurocentrados, pero sobre todo porque bus- ca incomodar esa unívoca lectura que la perspectiva masculina de la opre- sión hace de un mundo dividido entre fuerza de trabajo, tierras fecundas y mitologías diabólicas. Ello se encuentra cruzado, además, por la figura revolucionaria que recaía en el infeliz monstruo Calibán, en detrimento de quien fomentaba los benignos “tesoros de la naturaleza”, como era la bru- ja Sycorax, madre del maltrecho vasallo. En efecto, la ortodoxia marxista es fuente de controversia para Federici, quien aborda la transición de las sociedades feudales hacia el capitalismo, a través de una lectura opues- ta a la versión asalariada de Marx; esto es, una lectura que interpela el pathos que envuelve la subordinación de los hombres al trabajo y la hege- monía patriarcal sobre los cuerpos diabólicos, por tanto, la posibilidad de construir una historia del capitalismo desde una mirada feminista. Así, la transición al capitalismo se podría leer menos desde el lugar deslumbran- te que ocupa la ya sublimada mente del subversivo Calibán y más desde lo que significó la devaluación del trabajo femenino y el salvajismo de las brujas con sus ademanes armónicos y sensibles hacia su medioambiente. Con todo, el riesgo de una estética calibanista acaso recaiga, precisamen- te, en una dimensión cósmica del pluriverso, como si de un lenguaje más puro y libre de oficios policiales y persecutorios se tratara. Por ello, hace falta imaginar y a su vez interrogar la performática del arte que vendrá luego del tiempo posterior a lo difunto, si es que ese tiempo realmente logra superar y transformar su propia tempestad. En el intervalo quedará resonando ese pasaje final, cruel y patético, en que la expectante trans- formación del Calibán termina en arrepentimiento y nueva sumisión ante el mismo amo que otrora fuese maldecido: “Sí, eso haré; y de aquí en adelante seré juicioso / Y buscaré su perdón. ¡Qué tres veces burro / He sido al tomar a este borracho por un dios / Y adorar a este tonto de remate!”. * Cristián gómez-moya m a l d e c i r y t r a n s f o r m a r

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