Tránsitos y trans-formaciones: Foro de las Artes 2021

t r á n s i t o s y t r a n s f o r m a c i o n e s 30 en formatos medianamente tradicionales, producciones musicales, etcé- tera. Pero en la práctica, la inmensa fuente y derrotero de estas expresio- nes eran de carácter informal, experimental, anónimas y apelaban a salir de los espacios más convencionales para habitar los espacios públicos, las creaciones efímeras, los reductos fugaces de las redes sociales, los muros y monumentos de la ciudad. Como en una suerte de ensayo nacional y de necesario protagonismo de las mujeres, el movimiento feminista fue el preámbulo al proceso de mo- vilización social de 2019. En el estallido convergieron tradición y ruptura, creaciones y artistas con legados de participación activa contra la dicta- dura, como nuevas voces y luchas contrarias a la democracia instaurada desde los años noventa. El hilo conductor sería la oposición a los últimos treinta años de una insuficiente y desigual transición democrática, así como en las inequidades estructurales de la sociedad chilena, violen- tamente profundizadas durante la dictadura y matizadas o vuelto sisté- micas en las tres décadas posteriores. El descontento generalizado, la lucha por reivindicaciones de poblaciones específicas y un heterogéneo mapa de vulneraciones sufridas por gran parte de la población, hicie- ron que el proceso de manifestaciones chilenas tuviera una expresividad muy nítida y una diversidad performática notoria. De esta manera, te- nía origen una proliferación de manifestaciones artísticas –lo cual pudo apreciarse en distintos territorios latinoamericanos– que se situaban en un contexto de crisis y evidenciaban una disputa en la hegemonía de discursos visuales, sonoros, escénicos, audiovisuales, mediales. Una de las disputas, sin duda, tenía que ver con el propio campo ar- tístico, la interpelación no sólo a sus espacios y formas de circulación tradicionales, sino también a los diferentes grados de informalidad, la ruptura de nociones de obra, creador/a, de circuitos y de expresiones. El arte político del movimiento social podía situarse en reconfiguraciones gráficas de la bandera chilena, en la sonoridad incesante del golpeteo a muros de acero colocados para proteger un icónico edificio de una trasnacional en la Plaza Dignidad o en producciones de arte urbano en paredes en las ciudades, frases estampadas en carteles o espacios vir- tuales, presentaciones de comediantes ante diversos públicos. Sin duda que el estallido social y posteriormente la Pandemia canaliza- ron una crisis que se incubaba hace décadas y que en el campo del arte involucraba también un punto de no retorno a tradiciones, cánones y a p e r t u r a

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=