Tránsitos y trans-formaciones: Foro de las Artes 2021

123 antes y un después en el proceso de reconstrucción del pueblo tribal afrodescendiente chileno, el que después de casi 20 años de lucha logra el reconocimiento constitucional en 2019, y marcará también el proceso de investigación de Paisajes Disonantes. Los negros y negras han existido en el llamado Reino de Chile desde los inicios de la conquista, con las expediciones conquistadoras de Diego Almagro en adelante. Ya se decía que durante la travesía de Almagro una centena de negros venían con él, entre ellas, la esclava Malgarida, la primera esclava en este reino del sur, que pertenecerá posteriormente al Virreinato del Perú. Diversos censos confirman la existencia de la pobla- ción negra en “Chile”. En 1614, un censo ordenado por el Virrey Mendoza y Luna estableció que existían 1.300 negros (72%) de un total de 1.784 ha- bitantes en el corregimiento de Arica; en 1792 los negros llegaban solo al 6,9% de la población, es decir, 1.294 de un total de 18.611 personas; mien- tras un siglo después, en 1871, la población negra en Arica, que era parte del Perú, llegaba a 1.492 (31%). Finalmente el censo de 2017 en Arica y Parinacota, Chile, 9.919 personas se reconocieron afrodescendientes, es decir, un 4,1% de los habitantes de esa región. Esto más que una anécdota resulta ser el corolario de una serie de fuen- tes históricas y estadísticas oficiales, que nos permitieron aproximarnos a un mundo desconocido, negado, invisibilizado y borrado por la histo- ria oficial. Si bien el sujeto del racismo había sido un “otro” no chileno, en nuestro proceso previo de investigación y creación con personas mi- grantes; ahora ese “otro/otra”, es constitutivo de un mismo territorio / nación. Sin considerar el racismo estructural que han vivido los pueblos indígenas en Chile, cuya discriminación se extiende hasta la actualidad cuando ni siquiera cuentan con el reconocimiento constitucional del Es- tado chileno, el pueblo tribal afrodescendiente ha vivido un proceso, al menos, desgarrador. Entre los siglos XVI y XIX se estima que llegaron a “Chile” entre 6 mil y 10 mil esclavos negros, quienes fueron transplanta- dos al continente americano y vivieron como esclavos hasta inicios del 1800, cuando se decretó la libertad de vientre en 1811. A la diáspora afri- cana se sumó el borramiento de su historia social y cultural, a través de diversos procesos de “integración” al territorio. Primero, como sujetos de reproducción para continuar después con el proceso de venta de escla- vos y el consiguiente desmembramiento de todo núcleo familiar. Poste- riormente fueron víctimas de un proceso de blanqueamiento del nacien- te Estado de Chile, cuya etapa más dura se vivió después de la Guerra D o c u m e n t a l e s s o n o r o s c o n a f r o d e s c e n d i e n t e s : d e l p r o c e s o d e c r e a c i ó n a l c o m p r o m i s o p o l í t i c o p o r u n a r t e r a d i o f ó n i c o * Mauricio Barría J. y Raúl Rodríguez O.

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