Comunidad y América Latina: avances decolonizadores

67 grandparents, was like questioning the existence of the world 5 .(Arendt, 1958, p. 363). Años más tarde, esta definición será nuevamente usada por Lacoue-Labarthe y Nancy, para advertirnos de lo riesgoso de caer en los totalitarismos de la idea, o mejor dicho en sus propias palabras: Queremos subrayar solamente en qué medida esta lógica, —en el doble trazo de la voluntad mimética de identidad, y de la auto-realización de la forma—, pertenece profundamente a las disposiciones del Occidente en general, y más precisamente, a la disposición fundamental del sujeto, en el sentido metafísico de la palabra. El nazismo no resume al Occidente, y tampoco es su conclusión necesaria. Pero tampoco es posible rechazarlo simplemente como una aberración, ni como una aberración simplemente pasada. La confortable seguridad de las certezas de la moral y de la democracia, no sólo no garantiza nada, sino que además nos expone al riesgo de no ver venir, o regresar, aquello cuya posibilidad no se ha debido a un puro accidente de la historia. Un análisis del nazismo no debe jamás ser concebido como un simple expediente de acusación, sino más bien como una pieza en una deconstrucción general de la historia de la que provenimos. (Lacoue-Labarthe y Nancy, 2002, pp. 50 - 51). 5 La razón fundamental de la superioridad de la propaganda totalitaria sobre la propaganda de los otros partidos y movimientos es que su contenido, en cualquier caso, para los miembros del movimiento, ya no es un tema objetivo sobre el que la gente pueda formular opiniones, sino que se ha convertido dentro de sus vidas en un elemento tan real e intocable como las reglas de la aritmética. La organización de todo el entramado vital según una ideología sólo puede ser llevada a cabo bajo un régimen totalitario. En la Alemania nazi, poner en tela de juicio la validez del racismo y del antisemitismo cuando nada importaba más que el origen racial, cuando una carrera dependía de una fisonomía «aria» (Himmler acostumbraba a seleccionar a los aspirantes al ingreso en las SS examinando sus fotografías) y la cantidad de alimentos del número de los abuelos judíos de cada uno, era como poner en tela de juicio la existencia del mundo (Arendt, 1998).

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