Comunidad y América Latina: avances decolonizadores
322 vinculado al miedo y la incertidumbre, puede generar una crisis profunda de salud mental además de la infección por COVID-19. En esta misma línea, un informe de las Naciones Unidas da cuenta de poblaciones específicas expuestas a un mayor riesgo de tener problemas de salud mental, como adultos mayores que pueden ser víctimas de estigma y abuso, niños con discapacidad y en situaciones de calle (United Nations, 2020). Por su parte, las mujeres corresponden a otra población que ha experimentado un mayor impacto en su salud mental, una investigación en India mostró que el 66% de las mujeres informaron estar estresadas en comparación con el 34% de los hombres. Mujeres embarazadas y madres son potencialmente propensas a estados ansiosos debido a la dificultad de acceso a servicios sociales, el miedo a la infección y, a la violencia de género (United Nations, 2020). Esta información indica cómo las vulnerabilidades sociales impactan de manera diferencial en las poblaciones más estigmatizadas y explotadas por el modelo neoliberal y, a su vez permiten dar cuenta de la tensión y límites del modelo hegemónico en salud mental, principalmente la perspectiva biomédica, en cuanto a su naturaleza técnica-ideológica, que tiene la responsabilidad histórica del ejercicio uniculturalista de la praxis biomédica (Madariaga, 2008). Para Madariaga, (2008) el modelo biomédico representa una fórmula de explicación de la salud mental, basada en la expresión de elementos económicos, políticos y culturales desarrollados desde el siglo XX, que tienen como objeto proponer procesos de salud / enfermedad/ atención, que favorecen enfoques orientados a la individualización, y la focalización en una neuro-norma, y no a la expresión de las inequidades sociales que determinan la salud mental de la población. En palabras del autor:
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