Comunidad y América Latina: avances decolonizadores

254 constitutivas de las clases sociales; en el accionar de estas predomina la lucha política; estas deberían tener la capacidad tanto de reemplazar funcionalmente las instituciones dominantes como de rechazar los ideologismos dominantes y dotarse de los propios; su emergencia requiere el reconocimiento de tradiciones, sistemas de valores y experiencias comunes. Sobre las críticas a la producción de conocimiento de la realidad latinoamericana en las últimas décadas exhibidas en el apartado anterior, vale señalar que la observación desde el concepto de comunidad expuesto, más que pretender mejorar la gestión de un orden dado, busca comprender las posibilidades reales de los sujetos de ejercer la lucha política y, en efecto, la dinámica histórica de las sociedades y su transformación. Si se conviene que la lucha de clases es el motor de la historia, el entendimiento de las luchas, por un lado, y de las clases, por otro, así como de las luchas y de las clases en conjunto, debe ser el punto de partida desde el cual considerar una serie de fenómenos —en este caso, la comunidad—. Aunque el concepto de comunidad no se agota en la dimensión clasista, encuentra en ella una manifestación fundamental, para la cual la comunidad representa un elemento de la dialéctica constitutiva de las clases sociales y, por ello, caracteriza un momento de la lucha de clases y del desarrollo histórico. Lo que está alrededor de este concepto de comunidad es la comprensión de las clases sociales en su dimensión política, como clases que luchan, y a las sociedades contemporáneas como sociedades fundadas en relaciones de clases. De este modo, dotar a la comunidad de un rol en el desarrollo histórico rehúsa de cualquier reduccionismo analítico o, a decir de Marini, de una pérdida de visión de la sociedad como totalidad. Como ya se describía anteriormente, el panorama de las últimas décadas en América Latina emergió del triunfo de la alternativa neoliberal y el fracaso de las organizaciones del mundo popular. El fracaso de estas organizaciones significó la desintegración de una serie de manifestaciones políticas del mundo popular y el advenimiento de un nuevo orden económico, pero también la

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