Comunidad y América Latina: avances decolonizadores
247 en la producción, esta segunda noción propone como causa necesaria de su emergencia la lucha. Ambas ideas acerca de las clases sociales parecen aludir a fenómenos distintos, no obstante, no resultan contradictorias, sino que, según deja ver el mismo Marx (1987) al tratar el caso inglés, son complementarias; más que negarse la una a la otra, estarían señalando distintos momentos de constitución de las clases sociales. “La dominación del capital” —según señala— “ha creado a esta masa una situación común, intereses comunes. Así, pues, esta masa es ya una clase con respecto al capital, pero aún no es una clase para sí. Los intereses que defiende se convierten en intereses de clase” (p. 120). Este tránsito de clase con respecto al capital a clase para sí es lo que se ha llamado proceso de formación de clase. Cuando una clase social se ha desarrollado es capaz de luchar políticamente, por el poder, y defender sus intereses de clase. Una clase con un proceso de formación maduro reconoce, comprende, aprecia y percibe aquella lucha intrínseca a las sociedades de clases, la cual, si con clases con procesos de formación poco desarrollado se libra de forma velada, con clases con un proceso maduro se libra de manera franca y abierta. Una clase madura es un grupo de seres humanos que comparte una posición en el proceso productivo, pero que, a su vez, es capaz de reconocerse en el entramado conflictivo de las relaciones sociales de producción y, en efecto, de luchar políticamente por la defensa de sus intereses. De ahí que pensadores como Lenin (1961), Gramsci (1981) y Lukács (1969), entre otros intelectuales marxistas, pusieran su atención en el fenómeno de la conciencia, buscando con ello dilucidar aquellos mecanismos que estancarían el desarrollo de los procesos de formación de clase y la lucha política de los subalternos o el proletariado. Respecto de la otra cara de la moneda, las clases con procesos de formación de clase poco desarrollados, los aportes de Gramsci resultan particularmente relevantes para su comprensión. En Los cuadernos de la cárcel (1981) , a través de conceptos como
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