Comunidad y América Latina: avances decolonizadores

242 a un objeto en su mismidad, es carente de consideraciones generales o, incluso, relacionales. En este sentido, Calderón (1994) reflexionaba: Llama, eso sí, fuertemente la atención que las demás ciencias sociales 4 , en particular la sociología, hayan reducido el calibre de sus municiones cuando más se requería una mayor contundencia en sus ataques. La complejidad de los problemas actuales no puede, por lo tanto, tolerar soluciones reduccionistas o visiones simplificadoras de la realidad (pp. 104–105). Mientras que Marini (1994), sobre la especialización en la sociología, meditaba: “Si esa especialización contribuye a adecuar y refinar el instrumental teórico-metodológico que se aplica al objeto de estudio, conlleva también el peligro de la pérdida de visión de la sociedad como totalidad y de la estrecha interconexión que caracteriza a los fenómenos sociales” (p. 315). Las consecuencias de esta transformación en las ciencias sociales, y la producción de conocimiento en general, no conciernen únicamente a aquellas disciplinas que se vieron sumergidas en el letargo neoliberal, sino que también a la politicidad de la sociedad en su conjunto. No se trata solamente de la pérdida de capacidad analítica y transformadora de la ciencia, sino que también de que su refuncionalización para la gobernanza neoliberal se ha vinculado íntimamente con la reducción de espacios para la deliberación política. Es una empresa para la dominación de clase en la que aquellas técnicas que se precian de neutrales monopolizan la decisión política, vetando la discusión y marginando a los grupos subalternos de cualquier espacio de dirección. 4 Nota del autor de este capítulo. Calderón excluye a la economía. Según desarrolla, el problema radicaría en reducir a un par de índices económicos el análisis de la realidad.

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