Comunidad y América Latina: avances decolonizadores
23 social impuesta, a saber, el patriarcado y las determinaciones varias ya señaladas. La Salud Mental, entonces, será fruto de una mayor aproximación a nuevas identidades y una nueva cultura relacional que implique la expresión libre y sin ataduras del proyecto vital de las personas y de la comunidad, que puede quedar expresada bajo la idea de un tipo de diversidad sin fronteras y el reconocimiento de las disidencias. Volviendo al tema central, entonces, dentro de esta maraña de tensiones, el señalado conflicto Estado Republicano – Pueblos indígenas actúa como eje articulador, en tanto devela y saca a la luz una tensión mayor que es la crisis civilizatoria. La crisis civilizatoria no habla de reparar y subsanar el modelo modernista anterior, como una especie de recalibración o mejoría de lo ya hecho, sino de una civilización nueva. Esto marca una diferencia de reivindicaciones con otros países, especialmente los europeos, frente a estallidos similares. Es más bien una realidad propia de América Latina. Este proceso nos lleva a plantear la necesidad de conformar una nueva sociedad. Ya cada día más clara, de modo que ya no es posible continuar con la misma conformación social, el mismo tipo de relación humana, la misma civilización, sino, todo esto debe transformarse. A continuación, algunas propuestas, que no pretenden ser las más relevantes, sino un insumo a una discusión de más largo aliento. Tal vez la más relevante de todas, emergida en América Latina los últimos años refiere al Buen Vivir, no obstante, esta se complementa con la importancia de la diversidad cultural, especialmente en este continente, tan rico y variado en expresiones culturales. Así mismo, hay un campo fundamental que apunta a descomprimir el tema de la identidad, especialmente la vinculada al ámbito de la diversidad sexual. Finalmente, una propuesta transversal y abarcativa refiere a
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