Comunidad y América Latina: avances decolonizadores

20 nosotros, siempre a flor de piel, siempre latente, que caracteriza permanentemente de manera medular el recorrido de nuestra historia nacional. Estos hechos, presentes también de distintas maneras en otros países de América Latina y tal como plantean diferentes autores como Boaventura de Sousa Santos, Edgardo Lander, Enrique Dussel, Aníbal Quijano, entre otros, nos hacen observar que estamos frente al inicio de una nueva época, una nueva era, una crisis civilizatoria, caracterizada por acciones que vamos a llamar de “decolonización”, es decir, comenzamos a asistir al derrumbe de estructuras colonizadoras. Estamos haciendo uso de una terminología que marca una diferencia con el enfoque critico de cambio social de los años 60 en América Latina, orientado a definir como central la lucha de clases, en pos de una sociedad democrática, igualitaria, pero proyectada sólo como un mejoramiento de la misma modernidad. El conflicto de clases, sin desaparecer, queda en segundo lugar y emerge un conflicto anterior, más profundo, latente y adormecido en los intersticios de nuestra historia, oculto o disfrazado de pasado, torpemente acusado de caduco, pero que siempre está allí y que hoy vuelve a aparecer, reflota y comienza, tal como decíamos más arriba, a definir nuestra actual realidad. Se re-instala el conflicto entre el Estado Republicano y los Pueblos Indígenas. Es un escenario postcolonial pero al mismo tiempo es neocolonial. El escenario que acabamos de describir está alimentado por otras situaciones. Se complementa con el rechazo a otras opresiones, planteadas por los movimientos sociales, a saber, los movimientos feministas, LGTBIQ+, afrodescendientes, migrantes, entre otros. Todos ellos, demandan la relevancia de un tema central que es la diversidad, salir de una lógica monocultural y homogeneizadora para entrar en una amplia diversidad, la cual toca aspectos identitarios, culturales y medioambientales.

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