Comunidad y América Latina: avances decolonizadores

181 desde el marco de la cultura dominante, por lo mismo el camino más complejo, precisamente es, lograr que la culturas o colectivos con poder aprendan a salirse de sí mismas y mirar al otro. No será fácil, pues son nulas sus habilidades para hacerlo, dado que su línea de comportamiento habitualmente es sólo mirar las cosas egocéntricamente y, obligar a los otros a ver los fenómenos solo desde su propio punto de vista. En esto un tema fundamental es el diálogo de saberes, el cual pasa por derrumbar a la ciencia como la única vía para producir conocimiento. Abriendo el espectro y estimular la participación de otros saberes y otras metodologías de producción. Igualmente hay un tema de poder, no obstante, ello debe ser cambiado por el beneficio mutuo en la capacidad de compartir conocimiento. Ir en contra del egoísmo, permitirá el crecimiento compartido de las diferentes culturas y de la sociedad en su conjunto. Finalmente cerramos este artículo refiriéndonos a ciertos aspectos técnicos de una pedagogía que hemos llamado comunitaria e Intercultural (Rozas, 2015). De partida plantear que las comunidades tienen un acervo enorme de conocimientos, que no son evidentes porque han sido negados, por lo mismo, vale auto cuestionarse cuanto podemos nosotros enseñar a la comunidad, cuando en realidad ella puede enseñarnos mucho a nosotros. Entonces en ese sentido más que agregar un contenido, es más bien desarrollar metodologías para estimular la emergencia de sus propios conocimientos guardados. En este contexto, otro aspecto digno a considerar es la incorporación de profesores de la misma comunidad. Su pertenencia a la comunidad los habilita para esta función, con colaboración de parte de la pedagogía, para que socialicen en la mejor forma de hacerlo. En esa misma dirección, se requiere valorizar la trasmisión oral del conocimiento. Esto en tanto cuanto, en la cultura occidental los libros y los artículos científicos son el modo de transmitir la