Comunidad y América Latina: avances decolonizadores
140 mirar-nos críticamente y ya no sólo en lo que pensamos, sino también como vamos interactuando desde nuestras corporeidades en el espacio, como vamos haciéndonos parte de trayectos acciones comunicantes; al respecto surge la pregunta ¿cómo es que nos vamos haciendo parte de este anunciamiento? Mi cuerpo dialoga en el espacio al principio con algunas distancias, hasta el punto de sentirme preparada y de a poco llegando a la proximidad y cercanía (Educadora 3). Al principio no estaba del todo presente, ya que no sabía cómo expresarme y solo utilizaba mi voz y movimientos puntuales para realizar ciertas acciones. A medida que me adaptaba al espacio y al entorno se produjo un cambio…me acercaba y me movía de forma autónoma (Educadora 4). Es muy potente sentir la proximidad de la corporalidad en el espacio, ya que aparte de sentirme cómoda conmigo misma, estoy formando parte del grupo y participando (Educadora 5). Me he logrado percatar que mi mayor complejo es la corporalidad. El cómo me relaciono en el espacio, principalmente lo atribuyo a la inseguridad que siento hacia mi cuerpo, mi ser en realidad, por ende, inseguridad en mis movimientos es lo que suelo demostrar, por lo menos, los primeros días en los que comienzo a conocer el espacio, o simplemente si no me siento del todo cómoda. Sin duda esto tiene estrecha relación al cómo mi cuerpo dialoga en el espacio, si bien existe proximidad, con las adultas y los niños y niñas, siento que me falta, que estoy en falta de movimiento, de sentirme bien conmigo misma (Educadora 6). Desarrollar proximidades con el contexto adulto implicaba una comunicación en base al respeto de ambas partes, descubrí a medida del tiempo a expresarme mezclando el cómo yo actúo
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