Comunidad y América Latina: avances decolonizadores
13 colonial. Porque en lo no colonial también se construyen relaciones de poder y subordinación, que no es a lo que se aspira si volvemos a la propuesta del buen vivir. Es decir, el asunto es muy complejo y no se resuelve con binarismos simplificadores. No se puede obviar que en el polo colonial (o el norte metafórico), también hay oprimidos en lucha y rechazo a la diferencia. Aún más, hay un cuarto mundo si mencionamos la otra metáfora de los mundos desiguales. Cabe aquí para complementar mencionar a una autora que consideramos relevante a este respecto, Iris Marion Young, escritora y activista ya difunta, teórica política feminista, reconocida por sus aportes originales en el campo de la justicia y la diferencia social. Ella enfatizó en su crítica al liberalismo, que la supuesta igualdad ante la ley de los ciudadanos no anula la opresión basada en el grupo y que, es indispensable el reconocimiento de los grupos sociales frente a las desigualdades sociales de origen estructural. Para ello confronta críticamente la relación contrapuesta del liberalismo y el comunitarismo para ir más allá de su binarismo polarizado con un trasfondo común implícito. Veamos de forma resumida los planteamientos de Young en su famoso libro La justicia y la política de la diferencia , de 1990. El problema del ideal de comunidad (de consenso y comprensión mutua) que parte de la acertada crítica al individualismo liberal, es que, al aspirar a la armonía del comunitarismo, niega la asimetría de las personas y en la práctica termina excluyendo a los que no se identifican con el grupo en cuestión al negar e incluso reprimir la diferencia social, la diferencia ontológica entre las personas en un todo autocontenido. Liberalismo y comunitarismo tienen una lógica común en su polaridad contrapuesta, la negación de la diferencia. A pesar de que se busca neutralizar la heterogeneidad con la sana intención de eliminar los particularismos de las situaciones en cuestión, lo que se consigue al final es todo lo opuesto, porque la lógica de la identidad genera dicotomías. La política alternativa activa no puede ser pensada como una unidad en la que todos comparten una misma experiencia y valores. La persona no es una
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