Comunidad y América Latina: avances decolonizadores
116 desde allí que esta propuesta ha venido a hacerse más consciente y evidente en casi todos los grupos indígenas de la América Latina. Su traducción a los idiomas locales es nominado Kume Mongen en Mapudungun, Suma Kawsay en Quechua, Suma Kamaña en Aymara. La propuesta es muy simple, señala que no se trata de vivir mejor, que alojaría en su interior la idea de progreso y del desarrollo, valores muy queridos por la modernidad; sino que es vivir en consonancia con los otros. Es decir, no se puede vivir bien si los otros viven mal. Hay aquí, también un concepto de la economía, el buen vivir no busca subir los estándares consumistas de calidad de vida, como pareciera, sino vivir en consonancia con la solidaridad y el bienestar de los otros. Por otro lado, metodológicamente está presente también la propuesta de la interculturalidad. Si en el contexto rural se encuentran, como hemos visto, un conjunto de actores incluido el actor urbano, entonces, existe la posibilidad de un diálogo entre los mismos. No obstante, este acercamiento no sólo se trata de una conversación sino de un intercambio, pero de carácter cultural, es decir de conocimiento, de información, de sabiduría. Esto con el objeto de apoyarse, de superar problemas, de enriquecerse con otras perspectivas. Se parte del entendimiento que no todo lo sabemos, no todo lo manejamos, el mundo es demasiado complejo para ello. Por lo mismo el compartir con otro, es una ventana a observar las cosas desde otro punto de vista. La interculturalidad entonces es eso, una transmisión de conocimiento en una superficie de igualdad, horizontalidad, sin imposiciones ni autoritarismos, pero en una atmósfera de múltiples diversidades.
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