El impacto de la pandemia sobre las personas mayores

bajo nivel educativo (entre un 12% a 13% jamás fue a la escuela). También se presentan personas con pocos recursos y personas de sectores rurales, entre otros tipos normalmente no representados - como hemos comentado - en las encuestas online. Lo que vemos, considerando estas características de la muestra, es que hay un nivel muy alto de conocimiento de la pandemia. Cuando se les pregunta cuáles son los síntomas del COVID, son ca- paces de responder correctamente. Las causas de la pandemia, las medidas de protección adoptadas por el gobierno, las conocen muy bien. Cuando se les pregunta si se sienten capaces de aplicar estas medidas, un 98% dice que sí, que se sienten muy capaces. Y cuando se les pregunta si temen consecuencias graves para ellos mismos, la gran mayoría dice que no: “no, para mí, pero para mi familia sí” . También notamos una tasa baja de personas con alto nivel de an- siedad, entre 4% a 5%. Por otra parte, el 30% de la población del es- tudio decía que al final del confinamiento no había cambiado nada en su modo de vida, ya que estaban ya muy limitados en las salidas fuera del domicilio, y estaban acostumbrados a ver poca gente. Una teoría muy interesante – que es bastante conocida – la teo- ría de Selectividad Socioemocional, desarrollada por Carstensen y colaboradores, supone que las personas mayores tienen un nivel de bienestar más alto que las categorías de edad más jóvenes. ¿Por qué?: pues porque tienen esa capacidad en contentarse con lo que es esencial en la vida. Las actividades que les gustan, cosas por las que tienen afectos, las cosas y personas que sí importan para ellos, aunque sea una persona sola, sin pedir más a la vida. Una manera de pensar muy diferente al funcionamiento característico de la ju- ventud. Y eso hace que tengan una capacidad a aceptar las cosas que llegan con más resignación, y una capacidad de centrarse en las pocas cosas que les traen satisfacción. Pues parece que frente a la pandemia, así se comportó –o por lo menos una parte– la población de personas mayores. Ese resultado nos sorprendió un poco, y de todas formas es muy positivo. Lo que vemos en los estudios que sí tienen sesgo de selección –porque fueron conducidos por encuestas por internet– los vemos también en nuestro estudio. Es decir, tasas de ansiedad y depresión menos altas en la población de adultos mayores, cuando esas mismas me- didas están comparadas con categorías de gente más jóvenes. EL IMPACTO DE LA PANDEMIA SOBRE LAS PERSONAS MAYORES: UNA MIRADA CON PERSPECTIVA DE DERECHOS 114 115

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