El impacto de la pandemia sobre las personas mayores
dador ha enfermado de Covid, y el paciente estaba solo. Y tenía que venir la hija, o un cuidador de afuera, que era nuevo. Que se metía en aquella jaula dorada, que era una casa que seguramente aquella mujer la manejaba muy bien, y sabía cómo estaba. Y ha aterrizado en un mundo desconocido. Porque la hija no vivía las 24 horas con ellos. O el nieto mayor, o la sobrina. Este mundo se nos ha desaparejado. Cuando hemos vuelto a la actividad normalizada, los familiares nos pedían que abriéramos el Centro de Día. Que no podían más. Aunque fuera al 30%, al 40% como hemos abierto. Ellos no podían. Ne- cesitaban tener unas horas incluso, fíjese, de soledad apacible. La soledad para ellos. Para ellos. No una so- ledad compartida. Si no apa- cible. Necesitaban vivir en paz. En paz mental. En paz espiritual. En poder hacer 20 minutos de la siesta, sin al- guien que les dijera “¿estás durmiendo?”; “¿y qué estás haciendo?”; “¿y qué toca?”. Y esto lo hemos recompensado en que los pacientes que no pue- den venir a Centro de Día, les hemos hecho estimulación cogniti- va telemática. Hemos hecho grupos telemáticos. O sea, nos hemos acercado a esta familia, a este cuidador, y a este grupo telemática- mente para que no se sintieran solos, o para que tuvieran una voz o un receptor que los escuchara. Efectivamente el componente de salud mental de esta población se ha visto muy perjudicada. Y la vamos a tener perjudicada, o en malas condiciones, hasta que esta maldita pandemia desaparezca de nuestras vidas. Vamos a tener el problema de quién vacunamos, cómo vacunamos. Ellos también tienen miedo a la vacuna. Yo no sé si en Chile, pero se tiene miedo a la vacuna; qué pasará con la vacuna. Las medidas de precaución las han seguido bien. Pero fíjese: el Mediterráneo, nosotros somos gente de calle. Nos gusta la calle. Tenemos el ágora, somos gente de mercado. Nos gusta ir a comprar a un mercado, hablar con el tendero. Decirle cómo están sus hijos, tener esta vida social simple, sencilla. Pero que es la nuestra. Esto lo hemos perdido. Esto se fue. “Los familiares nos pedían que abrieramos el Centro de Día. Que no podían más […] Efectivamente el componente de salud mental de esta población se ha visto muy perjudicada. Y la vamos a tener perjudicada, o en malas condiciones, hasta que esta maldita pandemia desaparezca” SEPTIMA ESCUELA INTERNACIONAL DE VERANO SOBRE ENVEJECIMIENTO 2020 DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE.
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