Estudios y reflexiones desde entornos latinoamericanos

91 método a priori (Peirce, 2012, vol.1, pp. 166-167). También, podría argumentarse que el método de autoridad tiene cabida en el proceso del amarre. Sin embargo, la santería no es una institución que busque mantener doctrinas correctas, de hecho, en ella “ se da la coexistencia de prácticas y de elementos formados de diversos sistemas de creencias [...] su heterogeneidad está dada por el carácter selectivo del sujeto y su capacidad de articularlos y de complementarlos, más que combinarlos ” (Juárez Huet, 2014, p. 20). En este sentido, al acudir al amarre, se puede afirmar que el consultante afianza sus creencias al acercarse a un ritual afín a su razonamiento: una forma distinta de pensar un problema y de sentir que ahí se encuentra su solución. De acuerdo con la hipótesis de trabajo, el amarrado tendría que experimentar algún tipo de efecto del ritual para establecerse en él una creencia (véase figura 16). Sin embargo, esta hipótesis no es comprobable, porque implica seguir por más tiempo al consultante, tener acceso al amarrado y verificar cómo se desenvuelve el proceso afectivo de la pareja. En todo caso, como consecuencia del ritual amarre, lo que sucedería es que se genera un cambio de comportamiento en el consultante basado en sus expectativas y, a la par y como emergencia de sentido, adquiere nuevas expectativas esperando que se cumplan gracias al ritual. Dicho cambio de comportamiento puede ser interpretado como un nuevo signo por parte del amarrado al generarle un efecto; es decir, el ritual por sí mismo no produce el cambio de comportamiento en el amarrado. Más bien, el comportamiento nuevo del consultante, basado en las expectativas adquiridas, genera la emergencia de nuevos sentidos en el amarrado que, posiblemente, llevará a la relación afectiva esperada (véase figura 17).

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