Estudios y reflexiones desde entornos latinoamericanos
67 diferencial. Aceptar que hay territorios blandos (susceptibles de ser habitados por un otro extraño y silenciado por la norma), producidos por paisajes diferenciales practicados por subjetividades no naturalizadas, es poner en crisis el orden espacial (por lo tanto, visual) y cultural de la ciudad. No obstante el celo de los poderes establecidos por evitar toda colonización de la alteridad, hay formas visuales que accionan en su contra. El grafiti de firma tag en particular, es una textualidad visual que contamina sin cesar los paisajes normativizados por los regímenes escópicos vigentes. A diferencia de las otras modalidades del grafiti, su paradójica condición de firma ilegible, que afirma la autoría al mismo tiempo que la vuelve opaca, la pone en situación privilegiada para gestar visualidades diferenciales. El tag es de la misma especie discursiva que la rúbrica, y por lo tanto, su presencia reclama para la propiedad de su autor (el taggeador ) los espacios marcados (firmados). Sometidos a la acción de esta rúbrica (de muchas de ellas, a decir verdad, ya que es común que los tags graviten sobre sí mismos, acumulándose en las mismas superficies), estos espacios se vuelven territorios propiedad de sujetos fantasmales. Ahí radica su peculiar relación con el anonimato. No se puede descifrar sus nombres (y por lo tanto, es difícil localizarlo). Lo único que se sabe es que estuvieron allí, y eso es suficiente para subvertir la trama territorial de la ciudad. Por eso, todos reaccionamos tan irritados frente a una pared profusamente taggeada . La presencia de los grafitis de firma tag son evidencia de la existencia de otros que no respetan la normativa urbana, y dejan sus huellas ilegibles, pero reconocibles, en las superficies de la ciudad. En tanto texto que rehúye la representación del mundo, para volverse solo deixis de su autor, el tag es una representación de un sí mismo que se oculta al mismo tiempo que se muestra. Esta es su potencia irónica (y performativa). Es una subjetividad que utiliza el anonimato como dispositivo exhibitivo para irrumpir en los regímenes escópicos de la ciudad regulada, a través de la gestación permanente de territorialidades diferenciales imposibles de ser habitadas por nadie más que por los sujetos firmantes . En esta acción semiótica, capaz de poner en crisis el ecosistema urbano es donde radica el potencial subversivo del grafiti de firma tag y su interés como objeto de estudio para las estéticas diferenciales.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=