Estudios y reflexiones desde entornos latinoamericanos
64 en una autoría diluida, fantasmal o ajena a la institucionalización. De esta manera, se elimina de forma efectiva la condición de marginalidad del grafiti. Tanto los esfuerzos llevados a cabo por las políticas públicas como los que ha llevado adelante el mercado del arte, representan formas de normalización de las subjetividades expresadas en el grafiti. Dicho de otra manera, son modalidades de sometimiento a las visualidades institucionalizadas. El mural está muy cercano al arte urbano tradicional, la pieza bomba es poderosa visualmente (con sus trazos definidos y sus colores saturados), y ambos pueden además, utilizarse decorativamente. La leyenda es apropiable por la actividad proselitista. Las imágenes críticas son valoradas por la población que se siente identificada con su mensaje, y también por el campo del arte (nuevamente, el ejemplo de Banksy resulta revelador). En todos estos casos, estamos frente a textos que se originaron como grafitis, pero han perdido tal condición al ser privados de su marginalidad y en algunos casos, también de su anonimato (Silva, 1987). Sin embargo, no todo grafiti es tan fácilmente sustraído del ecosistema visual de la ciudad. La capacidad del grafiti de firma tag para producir territorialidades diferenciales La firma tag parece irredimible. No tiene un gran despliegue cromático ni signos fácilmente identificables y no mantiene ninguna otra relación con sus pares y con las superficies que ocupa que no sea la competencia. El tag es un garabato, una línea deformada que se extiende y vuelve sobre sí misma, sin adquirir una forma definible como palabra, ideograma, logograma, figura o caligrama. Vemos líneas que se desplazan sobre una superficie, como una ocurrencia intermedia entre una imagen y un grafema. Es como un dibujo no figurativo, que apenas insinúa su condición de grafía cercana a la firma. Si se define al glifo como una marca visual que admite cierto grado de idiosincrasia, entonces toda firma es un glifo que expresa un grafema (normalmente el nombre del autor o sus iniciales), y se comporta como un emblema (nos dirige solamente y nada más que a su autor). Tal es la fuerza deíctica del emblema gráfico, que las reglamentaciones jurídicas le reconocen autoridad legal (y económica). Su habitual ilegibilidad subraya la condición idiosincrásica del tag , y su identidad como emblema de su autor. Una rúbrica es precisamente esto: un glifo que afirma la autoridad del firmante sobre objetos (de propiedad), intercambios (los derechos y obligaciones establecidos en un
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=