Estudios y reflexiones desde entornos latinoamericanos

50 polivalentes en el mero hecho de “ habitar ” y su devenir histórico configura ese “ lugar ” material, de características particulares, investido de significaciones valorativas, experienciales, afectivas y pasionales denominado “ hábitat ” . (Camblong, 2014, pp.13-14) Cuerpos en tensión Los cuerpos en el territorio, escuela, barrio, colectivos diversos y medios de comunicación, adquieren una significación particular cuando son tomados en relación con sus trayectorias personales, políticas, educativas, consideradas desde su materialidad discursiva, en los umbrales que suponen tiempo y espacio limítrofes, pero también transitorios y efímeros. La incidencia de lo corporal en la producción de las subjetividades, “ devela también la dependencia que todos experimentamos de los demás por el hecho de ser cuerpos, dimensión que asume un dramatismo especial en las biografías de jóvenes de barrios populares, por el estado de vulnerabilidad en el que viven ” (Di Leo, 2015, p. 150). Las condiciones para la corporización responden a determinadas posibilidades históricas y pueden ser descritas y definidas de modo más exacto como condiciones de realización escénica. Vínculos sociales en formatos de relación humana alternativos a aquellos donde la palabra es el elemento regulador. Se priorizan las conexiones a través de sensaciones cinestésicas, lenguajes de la comunicación gestual, o los contactos físicos provistos por la audición de sonidos musicales de diversos estilos. Verón (2001) ha destacado que desde el punto de vista del sujeto, la materia privilegiada del orden indicial es el cuerpo. “ El cuerpo significante se constituye como configuración compleja de reenvíos metonímicos, sin olvidar que es por ese hecho mismo el operador fundamental de la apropiación del espacio …” (p. 18). Creemos que la indicialidad corporal cobra importancia en un espacio comunicacional que convoca al cuerpo como operador de apropiación en espacios transversalizados por una violencia multidimensional y disruptiva. Además, el cuerpo situado en el espacio dialógico pienso con otro y el otro está en mí también implica fronteras, decires y sentires no situados en los centros de difusión hegemónica. En el caso de las prácticas juveniles, el planteo diferencial no obedece sólo a una necesidad de ser a partir de otro sino a la de ser por oposición a otro, al que interpelan según

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