Estudios y reflexiones desde entornos latinoamericanos

49 fragmentado y con enormes desequilibrios y desigualdades. Una experiencia del tiempo y el espacio comprimido y fragmentado en un mundo con pocas referencias seguras. Nos preguntamos por las capacidades cognitivas, perceptivas, y los sistemas de subjetivación a partir de internet como revolución del acceso, respecto de los juegos de visibilización de público-privado, de los lazos en Facebook y de la trascendencia de acciones y opiniones concebidas en la vida online y offline en un territorio. También por el déficit de acceso a la información que adquiere una relevancia mayúscula en la actualidad, especialmente en términos de desigualdad social. Dichas prácticas nos proponen, según el cronotopo de Bajtin (1989), percibir de qué manera el espacio se llena no como un fondo inmóvil, sino como una totalidad en proceso de generación, como un acontecimiento en el que se puede leer el tiempo. De lo anterior se desprende la importancia del factor territorial en la conformación de la experiencia: instala la existencia del cuerpo y la vida en un sitio determinado, lo asocia a sus recorridos y apropiaciones, a sus distribuciones y jerarquías. Seguramente, hablar de ciberespacio es considerar un mundo real que incluye todas las acciones que realizamos en la red como actuales, no como virtuales . Verón (2011) señala que como “ soporte del sentido, la Red es tan real y tan material como nuestros brazos y nuestras manos. Que los impulsos que transitan en un dispositivo wifi sean invisibles no los hace menos reales ” (pp.218-219). El abordaje de la producción de los jóvenes en territorios urbanos marginalizados, desde una mirada problemática y crítica, nos impone como cuestión clave considerar el diálogo entre los productos y procesos de la cultura global con las prácticas discursivas y la construcción de identidades espacialmente situadas. En ese sentido, consideramos las implicancias semióticas del territorio en el dispositivo de enunciación, en los cruces que se dan en el “ mundo de la vida ” de la experiencia individual y social, de los ámbitos institucionales o privados, tratando de ubicar los sujetos hablantes (observados y observador) en las coordenadas espacio-temporales de la producción de sentido. Las incidencias territoriales de nuestros mundos semióticos conciernen a la instalación de la existencia de cada cuerpo, de cada vida en el espacio material y simbólico en sitios determinados, a sus recorridos y apropiaciones, a sus distribuciones y jerarquías. La dimensión espacial condensa sus sentidos plurales y

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