Estudios y reflexiones desde entornos latinoamericanos

38 relaciones íntimas entre Macbeth y lady Macbeth, podemos inferir a partir de los acontecimientos tanto activos como de los actos de habla de La tragedia de Macbeth 4 que son bastante apasionados, pero no tenemos la certidumbre, porque la dramaturgia, en virtud de la acción total de la obra (y tal vez de la moral y las buenas costumbres de la época) ha dejado fuera tales episodios. En este sentido, no hay ninguna razón para creer que Garcin en A puerta cerrada tiene un mechón de pelo que cae sobre su frente y bigotillo al estilo Errol Flyn (no puedo evitar imaginarlo así), ni sabremos nunca el color de las enaguas de la viuda de Apablaza, de hecho, ni siquiera sabemos si usaba o no enaguas, porque el texto no nos lo dice. Los personajes no tienen una historia previa ni posterior, ni aún cuando representan a personas históricas, porque como ya he dicho, han sido construidos en virtud de las acciones elegidas para la dramaturgia y, por tanto, para la escena, lo que es más, tributan a ella. Una persona real, histórica, cuando ingresa en la teatralidad, deviene en personaje, porque ha sido filtrada, re-presentada y, a menudo, creada para el efecto teatral, para la acción dramática. El hecho de que los personajes, en el teatro, terminen por ser encarnados y que, a menudo, la dramaturgia escrita tenga conciencia de ello, solo alimenta la confusión. Bien mirado, la transitoriedad de la existencia de los personajes y la sumisión que deben a la acción dramática de una obra, solo debería recordarnos lo que son, una ilusión, un juego de signos que, por lo demás, solo pueden definirse por su relación con otros signos. Juan Villegas (1982) lo ejemplifica vívidamente. Un señor se lleva una cuchara con comida a la boca es una situación neutra. Ahora bien, si la ponemos en un contexto adquiere diversas posibilidades. Si el señor está en un restorán abierto y viene cayendo sobre él un gran baúl desde un séptimo piso, la situación puede tornarse cómica o dramática, según quién sea el personaje y el contexto. (p. 61) Antes de lo dicho, Villegas aclara, de manera introductoria, que una situación en cuanto a lo dramático es siempre neutra y que solo adquiere un tono dramático (con distintas opciones, por cierto) solo a partir de su relación y posición respecto de otras situaciones. Aunque no es particularmente claro en este aspecto, se entiende a partir de la lectura 4 Hago la distinción de acontecimientos activos como las acciones concretas, físicas que los personajes hacen y los actos de habla , en la medida que el diálogo lo entiendo como acción. Cualquiera que ha visto teatro (o ha vivido la vida) sabe que el habla es un acontecimiento, una acción que produce efectos en una representación y en la realidad. La distinción, por cierto, la he sugerido solamente para su uso operacional.

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