Estudios y reflexiones desde entornos latinoamericanos

25 Sin embargo, y desde la propia semiología, surgían voces disidentes. Más que la comunicación, la arquitectura funciona, es decir, resuelve o propone medidas. Si bien todo puede leerse en términos de un mensaje dirigido desde un lugar y que es leído desde otro, la solución resultaba un tanto abusiva, como también la exportación del modelo diádico del signo lingüístico a campos tan diversos como el cine, la moda, el teatro o el diseño de objetos. La ciudad agrupa innumerables posibilidades de producción de sentido, si asumimos como planteo de base la propuesta de Eliseo Verón (1977), relativa a la semiosis social. La organización urbana, el diseño arquitectónico, las maneras de habitar y recorrer los distintos barrios, las políticas públicas y la apropiación de los lugares, son todas en sí mismas variables demasiado relevantes, aunque también complejas por su configuración y la manera como son reconocidas por sus intérpretes. Transitando los corredores aéreos entre París y Buenos Aires, Verón (1999) recuerda la ciudad de la infancia amén de algunos episodios auráticos de su formación universitaria en la UBA. De paso, en la entrada de “ Ciudadanías ” , recuerda a Umberto Eco: A Umberto Eco, algunos lugares de Buenos Aires le recordaban Milán. A Christian Metz, algunas calles ignoradas más allá del riachuelo le hacían pensar en una ciudad de África del Norte cuyo nombre he olvidado. Se trata de lo que podríamos llamar “ efectos de esquina ” . Alain Touraine, en cambio, me dijo alguna vez que la teatralidad de Buenos Aires le recordaba Viena. La imagen fugaz de París ha pasado a veces por mi mente caminando por Buenos Aires, pero el espejismo se desvanece en una fracción de segundo. (p. 48) Por sobre problemas de orden intelectual o sociocultural, lo que en palabras de Verón hace imposible una síntesis entre dos ciudades (París y Buenos Aires), es algo de orden sonoro, olfativo, de percepción o gestualidad. A tal punto que la imposibilidad de reducción entre ambas urbes obedece al factor de sensoriomotricidad: el cuerpo, entendido desde la perspectiva fenomenológica de Merleau-Ponty, cobra el protagonismo de una operación universal de lo sensible. De modo que una semiosis de la ciudad, entendida como la sumatoria de experiencias humanas mediadas por la propioceptividad de esos actores, conduce a pensar que los sentidos, antes de ser formulados en términos discursivos, forman parte de la sensibilidad asociada a la percepción. La fenomenología, entonces, sería la mejor aliada – y ya no la lingüística- para hacer de la semiótica una ciencia dedicada al estudio de la ciudad.

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