Estudios y reflexiones desde entornos latinoamericanos
156 determina, un punto específico del devenir sociohistórico. De ahí que, el uso práctico del lenguaje supone un conocimiento particular del mundo, el cual hace eficaz la actualización de las relaciones de sentido potencializadas por el contexto lingüístico, pero materializadas debido a un contexto semántico más amplio. En palabras de Eco, “ esto nos hace sospechar que una traducción no depende sólo del contexto lingüístico, sino de algo que está fuera del texto, y que denominaremos información sobre el mundo o información enciclopédica ” (2008, p.42). Esta enciclopedia constituye un conocimiento intersubjetivo y suprasubjetivo (Deely, 1996), compartido por los hablantes de una determinada comunidad, y que permite a los hablantes realizar (en términos de Eco) selecciones contextuales que posibilitan la adecuación de las expresiones a situaciones determinadas. De ahí que, junto con Quine, aceptamos que un punto relevante en el proceso de traducción está en la observación y conocimiento de los comportamientos de la comunidad de hablantes en relación con sus comportamientos lingüísticos. Pero, consideramos que la traducción no se reduce a comportamientos lingüísticos, sino que además comprende cualquier comportamiento sígnico (verbal y no verbal): pues la enciclopedia no sólo implica la información verbal semántica disponible en un lenguaje, además considera toda la información sígnica relacionada con hábitos no verbales que determinan el sentido complejo de situaciones sociales específicas. Por ello, siguiendo las líneas trazadas por la semiótica de Peirce, resulta interesante afirmar que los hábitos interpretativos, en su carácter de relaciones sígnicas convencionalizadas, determinan el fundamento de la enciclopedia y conforman el basamento de las creencias de una cosmovisión. Una enciclopedia nos muestra las relaciones icónicas, indexicales y simbólicas que constituyen un saber social codificado intersubjetivamente, y un punto de vista desde el cual indagar el mundo. En este sentido, resulta indispensable utilizar una noción de traducción más amplia que la traducción provista por los recursos lingüísticos. La noción “ traducción intersemiótica ” (1981, p.233) es un término introducido por Roman Jakobson, y lo utiliza para distinguir un nivel de traducción diferente de la intralingüística e interlingüística . A diferencia de estas manifestaciones lingüísticas, la intersemiótica conlleva la interpretación de los signos verbales mediante los signos de un sistema no verbal. Para caracterizar esta relación Jakobson utiliza el término perceano “ transmutación ” : es decir, un principio relacional en donde el significado implica la traducción de un signo a otro sistema de signos. Para Eco (2008), si seguimos la demarcación de la máxima pragmática de Peirce, esta relación entre signos conlleva una “ equivalencia de significado ” (p.295) a nivel práctico,
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