Estudios y reflexiones desde entornos latinoamericanos
113 observar un posicionamiento territorial cuando cuentan cómo detienen a ciertos chicos que vienen o que viven en ciertos barrios y cómo no es lo mismo ser joven en un barrio de zona Norte y en otros de zona Sur o a una margen y a otra del río Suquía. Los territorios abordados en los trabajos enuncian un doble juego de pertenencia auto y heteroasignada. Forman parte de la segregación territorial, propiciada desde el Estado y suscripta, a veces, desde el discurso de los chicos: “ vos sos de acá, naciste acá, te la tenés que bancar ” . En las escuelas de las zonas rojas, los cuerpos miran de frente, interpelan a la cámara y muestran con una iluminación que refiere a un interrogatorio, el empoderamiento que les otorga saber sus derechos y poder reconocer los apremios ilegales a los que son sometidos. La mirada sostenida y la información que brindan da cuenta del lugar en el que se ubican para pensar en el receptor, también joven que comparte el sentir que son sometidos a situaciones ilegales e injustas. 2. Posicionamientos enunciativos: La escuela como espacio del decir. Desde dónde se habla y a quién se habla Los alumnos participantes del proyecto, se identifican con la institución educativa. Algunos portan, en las imágenes que construyen, las remeras que identifican a sus escuelas como estandarte. Otros llevan las insignias de agrupaciones políticas con el mismo fin. En este caso, el pertenecer a una agrupación o al Centro de Estudiantes los posiciona también desde un lugar político que no se ignora en las instituciones educativas pero no se limita solo al ser estudiante. La escuela como lugar institucional se constituye también como un topos importante. Todos los trabajos señalan los nombres y los barrios de las instituciones educativas. A modo de presentación y de firma, los videos refuerzan las inscripciones escolares. Desde el lugar de la enunciación, la pertenencia a la escuela, y más concretamente a la escuela pública, parece ser un posicionamiento muy fuerte. Se puede pensar en un doble enunciador pues recordemos que los trabajos cuentan con un asesoramiento o guía de un docente o coordinador de grupo. Sospechamos que no es una figura menor, el único adulto del equipo en muchos casos, pero también observamos cómo la mirada juvenil permea la lógica de los trabajos sobre todo desde el tratamiento de imágenes, música, edición, etc. De la misma manera, detectamos un doble receptor previsto: la escuela, en general como los adultos que están en ella, pero también sus propios compañeros con quien comparten gustos, modas, música, y formas de decir. “ El ejercicio de narrar conlleva un itinerario de interpretación que el destinatario es invitado a recorrer ” , dice Filnich (2014). En esa lógica los textos son profundamente juveniles, rescatan esa condición
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