Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento

90 – migraciones transnacionales tranjeros y facilitando su explotación laboral tanto en la economía formal como informal (De Genova, 2005; Lazar, 2013). En el caso chileno, la ciudadanía –en su dimensión legal y procedimental– sería una expresión política de un proceso de “naturalización” de migrantes nacionalizados (Luque-Brazán, 2007), posi- ción legal que se obtiene luego de vivir 5 años con visa de residencia en Chile, no antes. Referido a lo anterior, algunos estudios sobre migración laboral han en- fatizado la contraposición de intereses de los Estados-naciones, que por un lado buscan proteger sus fronteras controlado la inmigración (como es el caso de la política migratoria vigente en Chile), pero que por otro lado se benefician de la creación de una fuerza laboral migrante precarizada dentro de su mismo marco legal (De Genova, 2012; Portes, 1978). En este contexto, la etnografía del Estado y de las burocracias es una pers- pectiva a través de la cual es posible explorar cómo es la experiencia migratoria de haitianas y haitianos en Santiago en su relación con el Estado chileno, y cómo este grupo navega cotidianamente prácticas burocráticas, con sus trámites y pa- peleos, e interactúa con agentes de servicios públicos para obtener la regularidad migratoria en el país. Estas prácticas se sitúan dentro de la esfera legítima del Estado-nación y sus instituciones, pero también en sus márgenes (Das y Poo- le, 2004), las cuales incluyen experiencias de rechazo y fracaso, confusiones y malentendidos, siendo un componente esencial en la construcción de sus sub- jetividades, en tanto migrantes negros y creole-hablantes. Las relaciones entre migrantes y burocracias de los diferentes niveles de Estados-naciones (local, re- gional, nacional) se caracterizan por prácticas de inclusión parciales y desigua- les en instituciones de mercado, organizaciones sociales y estructuras políticas de dependencia y representación (cf. Bear y Mathur, 2015; Ong, 2006). Desde el punto de vista etnográfico y antropológico, las relaciones entre migrantes y burocracias supone prácticas y negociaciones entre diferentes tecnologías y ma- terialidades, discursos e ideologías, experiencias físicas y temporales y diferentes lógicas de inclusión y exclusión de la legislación migratoria que generan situa- ciones de riesgo e incertidumbre, pero también condiciones de posibilidad y es- peranza (Bear y Mathur, 2015). Lo anterior constituye subjetividades migrantes específicas y situadas en tanto entramados de relaciones (Han, 2012), basadas en experiencias intersubjetivas concretas (cf. Csordas, 2008) y recíprocas entre personas, instituciones, materialidades, ideologías e historias (cf. Jackson, 1998). Al poner el foco en las prácticas y negociaciones que entablan migrantes con agentes del Estado y servicios públicos, nos distanciamos no sólo del tipo ideal de burocracia weberiana, que entiende los procedimientos de la administración pública como producto de un proceso de racionalización de la sociedad moder-

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